La guerra comercial entre Pekín y Bruselas se acrecienta. El Ministerio de Comercio chino ha impuesto unas tasas "antidumping" sobre las importaciones de acero eléctrico procedentes de la Unión Europea (UE), Japón y Corea del Sur por, supuestamente, vender este producto por debajo del coste, y con el objetivo de proteger a su industria local.

Paradójicamente, hace sólo unos meses la Unión Europea también impulsó trabas a las exportaciones de acero que llegan desde China. Muchas empresas del Viejo Continente aseguraron que esta competencia asiática, que calificaron de desleal, estaba afectando notablemente a su negocio y pusieron en marcha duros planes de ajuste que, incluso, desembocaron en el cierre de algunas instalaciones.

Las tasas impuestas por China a los aceros europeos oscilan entre una penalización del 37,3% y el 46,3% sobre el precio del producto, y se mantendrán durante los próximos cinco años.

Ahora, Europa tiene que decidir si reconoce a China como economía de mercado, lo que dificultaría imponer este tipo de trabas. En concreto, el plazo para tomar una decisión definitiva vence en diciembre. Empresas como Arcelor-Mittal han pedido que no se le conceda ese estatus.