Asturias ganó empresas durante el último año, aunque lo hizo con menor intensidad que el conjunto del país y básicamente en el segmento de los negocios más pequeños, los regentados por autónomos que no tienen asalariados. Una información divulgada ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE) certifica que una de las carencias estructurales del tejido empresarial español y asturiano, la falta de tamaño, no remite.

Asturias inició este año con 67.675 empresas, incluyendo como tales tanto las sociedades mercantiles y otras formas societarias (comunidades de bienes, cooperativas...) como los pequeños negocios de personas físicas. Ese resultado supone un incremento de 224 empresas en relación a 2015, lo que convierte 2016 en el segundo año consecutivo de crecimiento desde el inicio de la crisis. No obstante, el avance relativo asturiano (0,33%) es más modesto que el observado en el conjunto del país (1,6%), donde el número de entidades activas alcanzó los 3,24 millones, y está muy concentrado en las empresas que menos empleo aportan.

En los siguientes puntos se exponen algunos de los principales rasgos del tejido empresarial asturiano.

El tamaño. Algo más del 54% de las empresas asturianas no tienen empleados y es en este tramo, formado por 37.139 pequeñas actividades, donde se ha registrado el aumento más relevante (473 empresas más en un año, el 1,3%). El conjunto de las consideradas como microempresas (aquellas que como mucho tienen nueve trabajadores) siguen suponiendo más del 96% del total, una proporción análoga a la que como media se registra en España. Al mismo tiempo, las que superan los 50 empleos (362) representan apenas el 0,54% del total. Esa proporción es inferior a a la media del país (0,72%).

El de la modesta dimensión de las empresas asturianas y españolas ha sido señalado de manera recurrente como un problema de gran calado que limita la productividad de la economía, la capacidad de innovar y de llegar a nuevos mercados o el acceso a financiación en condiciones más favorables. En suma, la fortaleza de las propias empresas y su capacidad de supervivencia y adaptación a los cambios. Los datos conocidos ayer dejan entrever que en el último año las compañías que mostraron una mayor resistencia ante las complejas circunstancias de los mercados fueron las de plantillas comprendidas entre los 50 y los 200 trabajadores, que han pasado de 287 en 2015 a 299 en 2016. Este tipo de empresas medianas aún están muy lejos de tener en España y en Asturias el protagonismo que poseen en países punteros como Alemania.

Los sectores. El protagonismo de las microempresas explica también que la ganancia neta de empresas que ha conseguido Asturias se concentre en los servicios, si bien en las actividades comerciales se observa un retroceso en el número de negocios quizás asociado al avance de los formados medianos y grandes en el sector de la distribución. La construcción registra un repunte de empresas que cabe relacionar con la iniciativa de los autónomos. En cambio, descienden las actividades de la industria, consideradas la planta noble del edificio productivo de Asturias. Las cuentas reflejan que de un año para otro la región perdió 75 empresas industriales.