El interés del bono español con vencimiento a diez años marcó ayer un mínimo histórico al bajar en algunos momentos del 1%. Ocurrió en el mercado secundario donde se negocian los títulos de deuda pública y donde las compras masivas protagonizadas por el Banco Central Europeo (BCE) están llevando las rentabilidades de los bonos de la mayoría de los países europeos a niveles ínfimos, incluso negativos en el caso de Alemania (-0,11%).

El interés que se fija en ese mercado marca la pauta de lo que ocurre luego cuando, en el primario, el Estado español emite bonos para pedir dinero, de modo que en situaciones como la actual el país abarata sus costes financieros. Ayer, los inversores llegaron aceptar rentabilidades del 0,99% en el bono a diez años, algo inédito, aunque al cierre el interés repuntó hasta el 1,02%.

La rentabilidad exigida por prestar dinero a diez años España ha pasado del 7,7% registrado en el verano de 2012 al entorno del 1%. La desconfianza del mercado ante las dificultades de España y del conjunto de la zona euro y los movimientos especulativos asocidos a ello explican lo que ocurría hace cuatro años. Los inversores han recuperado confianza en la economía española, que crece a buen ritmo, pero ello no justifica tan exigua rentabilidad del bono, que ni siquiera se ha vuelto más exigente con la incertidumbre política del país o con el aumento de la deuda pública, superior ya al 100% del PIB. La clave de la situación del bono español y de la deuda del resto de los países está en la intervención del BCE.

Las compras masivas de títulos que el eurobanco protagoniza desde marzo de 2015 y que intensificó desde abril de este año en un intento de reanimar la inflación y el crecimiento en la región monetaria están hundiendo los tipos de interés al estimular la demanda de títulos para pracitar siguiente forma de especulación: los inversores no compran los bonos para retenerlos hasta su vencimiento e ingresar los intereses, sino para revenderlos con plusvalías en el mercado secundario, donde las adquisiciones del BCE provocan una espiral de precios que conlleva a su vez un descenso de las tasas de interés. El BCE ha invertido ya casi 112.000 millones en deuda española.

La Bolsa española retrocedió ayer el 0,86%, lastrada por la banca, pese a los buenos resultados de los recientes test de estrés.