La vendimia francesa abrirá en unas semanas sus puertas a miles de jornaleros españoles, la mayoría andaluces, valencianos o murcianos. Una inmigración laboral con un carácter muy temporal que con el paso de la crisis ha ido ganando adeptos, aunque entre los asturianos aún no tiene demasiado gancho. Los sindicatos UGT y CC OO, que en los últimos días han editado guías y están asesorando a quienes emprenden ese viaje, coinciden en que la presencia de asturianos entre los viñedos galos será mínima. Y eso que entre el colectivo de agricultores, sobre todo los del Sur peninsular y la costa levantina, el número quienes quieren ir a recoger uvas va en claro aumento, atraídos por los sueldos que se pagan. De hecho, las centrales aseguran que "ya hay mucha más demanda que oferta laboral".
En total, las estimaciones sindicales apuntan que habrá unos 15.000 españoles que a finales de agosto pondrán rumbo a Francia, el 10% de ellos estudiantes universitarios con conocimientos de idiomas que buscan sacarse algún ingreso extra. La gran mayoría de ellos son andaluces, unos 11.000. El siguiente territorio con más vendimiadores será la Comunidad Valenciana, con unos 1.500, seguido de Murcia (650) y Castilla-La Mancha (500), según los datos que acaban de divulgar los sindicatos. Eso sí, CC OO puntualiza que el número podría haber sido mucho mayor si no llega a ser por el fuerte empuje del sector hostelero en las principales zonas turísticas del país, que ha ayudado a recortar las elevadas cifras de desempleo.
"Es muy importante que los que vayan lo hagan ya con contrato desde España", advierte la secretaria de migración de UGT-FICA, Lucía García. Es habitual, explica la sindicalista, que haya un número importante de personas que decidan irse a vendimiar por libre, esperando encontrar un contrato laboral nada más pisar suelo galo, pero esas aventuras suelen acabar mal.
El número de recolectores españoles va en aumento al mismo tiempo que también se incrementan los sueldos que cobran. El salario mínimo por allí será este año de 9,67 euros por hora, con un máximo de 35 horas trabajadas a la semana. Lo que da una nómina, como poco, de algo más de 1.300 euros. Aunque los sindicatos aseguran que los españoles que van a recoger uvas a Francia trabajan a destajo y acumulan bastantes horas extra -que se pagan entre un 25 y un 50% por encima de las ordinarias- para hacer subir sus nóminas, con lo que es normal que por quince días de tajo puedan llegar a percibir entre 1.500 y 2.000 euros. Eso sí, el tiempo máximo que pueden llegar a estar trabajando en tierras galas es de dos meses.
Es un sueldo mucho más generoso que el que se paga en España, donde los vendimiadores perciben un mínimo de 6,5 euros por hora de trabajo. Los trabajadores desplazados a Francia también pueden beneficiarse de las prestaciones familiares que se generan por cotizar en el país vecino, como optar a una ayuda extra si se tienen dos o más hijos a cargo menores de 20 años que no ejerzan ninguna actividad laboral o un solo hijo menor de 3 años.
La alta demanda para trabajar en el campo francés ha provocado un aumento de la picaresca y de las ofertas falsas desde España, advierte CC OO. Según el sindicato, se están dando casos de pedir dinero para poder acceder a las ofertas de empleo en el sector.
Con la crisis ha ido variando el perfil de los vendimiadores españoles. Ahora la inmensa mayoría de los que ponen rumbo a tierras francesas son hombres de entre 30 y 60 años con estudios primarios y con nulos conocimientos de idiomas, que viven en zonas rurales y que, apunta CC OO, "tienen muchas dificultades personales y para buscar un empleo a través de internet". Pero también hay un significativo porcentaje, de hasta el 20%, que son jóvenes menores de 30 años con formación universitaria, conocimientos de idiomas y sin experiencia previa en el sector.
