"¿Cuántos caballos tiene el último modelo de coche que tenemos que vender?". La pregunta asoma en la pantalla del móvil de un comercial de un concesionario asturiano. No es una duda cualquiera, la ha tenido otro compañero y la ha subido a este sistema en forma de aplicación para móviles que ha creado la compañía ovetense Blunder para que alguien se la resuelva. Una vez despejada, la incógnita se convierte en una prueba que llega a los celulares del resto de compañeros para evaluar sus conocimientos. Debajo de la interrogación hay tres posibles respuestas y sólo una es correcta, como si de un concurso televisivo se tratara. Acertar da puntos y permite fomentar la competencia entre trabajadores para conocer cuál sabe más, y, en algunas empresas, ser el más listo puede incluso tener premio.

La idea de Blunder era crear una aplicación para móviles orientada a fomentar la cooperación, ayudar a resolver dudas de forma ágil y rápida y, en definitiva, a mejorar la competitividad. La bombilla se les encendió después de que se hicieran pasar por clientes en un concesionario de coches y en una tienda de informática de la región. Frieron a los comerciales a preguntas sobre los productos que vendían. La mayoría de sus dudas no obtenían respuesta.

"Queríamos cambiar el paradigma, porque las empresas tradicionales tienen una estructura piramidal, en la que los de arriba les dicen a los de abajo lo que tienen que saber, y nosotros pensamos que debería ser al revés, que fueran los de abajo los que les dijeran a los de arriba qué es lo que no saben y qué quieren saber para hacer mejor su trabajo", señala Daniel Suárez, gerente de la compañía. Hicieron una prueba piloto en una empresa de material deportivo y los resultados les dejaron atónitos. Entre los 22 trabajadores de la tienda generaron 900 preguntas en sólo una semana. Y el 80% estaban relacionadas con los productos que estaban vendiendo. "En contra de lo que pensábamos no había tantas cuestiones sobre las vacaciones o el sueldo, que también las había, pero eran minoría", apunta Suárez.

Fue entonces cuando vieron el filón y creyeron que su aplicación podría tener éxito. Las filiales españolas de varias multinacionales -Nespresso, Axe y Dove- ya utilizan su programa, además de Correos, que acaba de incorporarse a su nómina de clientes.

La aplicación permite un doble uso. Por un lado, los trabajadores escriben sus dudas en el sistema y éstas llegan a otros empleados que puedan darles respuesta. "Por ejemplo, si yo no tengo ni idea de programación pero me asalta una duda sobre el tema, ésta le llegaría sólo a los informáticos", explica Suárez. Una vez despejada, se envía a toda la organización por si alguien tuviera la misma inquietud.

Además, la aplicación permite competir. Las preguntas creadas pasan a una especie de juego en el que los trabajadores tienen varias opciones para responderlas. A la vez que superan niveles van ganando puntos y aprendiendo, que, en definitiva, es el objetivo final. La aplicación engancha. "Según nuestros informes, el 60% de los empleados la usa fuera de su horario laboral", sostiene Samuel Ordines, uno de los fundadores de Blunder.

"Somos una herramienta digital, pero para hacer todo lo contrario de lo que hacen este tipo de aplicaciones; nuestro objetivo es poner en valor lo que saben las personas y la transferencia de conocimiento", apunta Suárez. Vistos los buenos resultados comerciales, la intención de los responsables de Blunder es, dentro de unos meses, intentar vender su producto en Estados Unidos. Acaban de conseguir un contrato en la República Dominicana. Tienen poca competencia a la vista, pero han identificado a otras tecnológicas que les podrían copiar. "No nos queda otra que ser más rápidos que ellos", señala Ordines.