El producto interior bruto (PIB) de Japón ralentizó significativamente su ritmo de expansión durante el segundo trimestre del año, cuando registró un crecimiento anualizado del 0,2%, frente al 2% del dato revisado correspondiente a los tres primeros meses de 2016, lo que añade más presión al Banco de Japón para adoptar nuevos estímulos. En la comparación trimestral, la tercera mayor economía mundial experimentó un crecimiento prácticamente nulo, frente a la expansión del 0,5% observada en el trimestre precedente a raíz de la caída de las exportaciones y el debilitamiento del consumo de las familias, que representa casi el 60% de la economía japonesa.