La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

JAVIER FERNÁNDEZ LANERO | Secretario general de UGT-Asturias

"Los sindicatos deben recibir dinero público por la función social que hacen"

"La izquierda tiene que pactar en Asturias; si no hay química entre la FSA y Podemos, que se la inventen"

Javier Fernández Lanero. MIKI LÓPEZ

Javier Fernández Lanero (Mieres, 1973) ha cumplido sus primeros cien días como nuevo secretario general de UGT-Asturias, una organización con 40.000 afiliados y que encara el próximo curso sindical con asuntos internos por resolver (dificultades económicas, fusiones pendientes en sus federaciones sectoriales y una investigación judicial por el dinero de la formación) y con dos mensajes principales hacia afuera: la alarma por la precarización del empleo y un llamamiento a que los partidos de izquierdas acerquen posiciones en Asturias.

-¿Cómo se ha encontrado el sindicato?

-Como esperaba. A nivel interno, todos sabíamos que hay algún problema económico y que teníamos que hacer un ajuste, pero preservando siempre la acción sindical. Nuestro fin es la defensa de los intereses de los trabajadores; no podemos hacer un recorte que no nos permita cumplir ese fin.

-¿Recortarán plantilla?

-Habrá acuerdos no traumáticos mediante planes de acceso a la jubilación. Los estamos haciendo ya.

-¿Descarta despidos?

-No es nuestra intención que haya despidos.

-Sí piensan en permutar su sede central de Oviedo...

-Tenemos más edificio del que necesitamos y la permuta es una vía que tenemos estudiada. En todo caso, este inmueble es una seña de identidad del sindicato y no nos gustaría tomar esa medida. Si al aplicar el plan de contención de costes vemos que no es necesaria, no la tomaremos.

-El ajuste interno incluye la fusión de federaciones. La que deben protagonizar el SOMA y MCA (Metal, Construcción y Afines) no acaba de llegar. ¿Cuajará?

-Se dan las condiciones para ello. Para la defensa de los intereses de los trabajadores, no hay duda de que es mejor una federación para toda la industria. Desde el punto de vista sentimental y de los valores, tampoco hay duda. La UGT es la suma de los valores del SOMA, de los valores del Metal o de cualquier otro sector, de todas las identidades y de todas las historias.

-¿Es razonable que el SOMA quiera sus siglas en el nombre de la nueva federación?

-Es tan legítimo que el SOMA quiera que aparezca el suyo como que lo quiera el Metal. Lo importante es que los sectores que se vayan a integrar estén a gusto en la federación. Si para ello es necesario un nombre determinado, no veo impedimento.

-Históricamente ha habido antagonismo entre el líder territorial de UGT-Asturias, siempre afín al Metal, y el del SOMA. ¿Cómo es su relación con José Luis Alperi, sucesor de Villa en el sindicato minero?

-Extraordinaria, como la tengo con el sector en sí. Nací en Mieres, que es lo que es por la minería, una actividad que conlleva una forma de vivir y de entender la sociedad. No podemos aceptar que se quiera acabar con un sector estratégico como es la mina, condenando a muchas familias al paro y a la miseria y convirtiendo las ciudades en una especie de barrios residuales.

-¿Qué le vino a la cabeza al ver la primera foto que se obtiene de José Ángel Fernández Villa desde que estalló el escándalo (publicada el pasado domingo por LA NUEVA ESPAÑA)?

-No lo reconocía. En todo caso, más allá de la fotos, la situación del "caso Villa" siempre fue muy clara para nosotros: en todas las organizaciones puede haber gente que cometa irregularidades; lo importante es qué haces ante ellos, y hay que actuar inmediatamente. El sindicato minero lo hizo de manera impecable, apartando de sus cargos a quien tuviera relación con el caso y poniéndose a disposición de la Justicia.

-Ustedes están bajo sospecha por los fondos de formación, les investiga la Justicia.

-Hasta donde yo puedo saber, todos los cursos se han impartido y todos los gastos se han justificado con arreglo a las convocatorias y ante el Principado, que dio el visto bueno.

-¿Cargaron nóminas de sus ejecutivos o cargos de confianza en las subvenciones?

-No se pagaron nóminas de cargos de confianza. Y tampoco se imputó ninguna de ejecutivos. Pero cuando das formación tienes que convocar alumnos, darles material, atenderlos. Y eso lo hace la gente de la casa: el conserje, el administrativo, el técnico que hace las nóminas? Es normal que se justifiquen con cargo a los cursos parte de la nóminas de ese personal transversal.

-Asturias ha vuelto a crecer y empieza a recuperar empleo, pero ustedes siguen pintando un panorama muy negativo.

-Uno no quiere ser negativo por serlo, pero el empleo que se crea es de muy baja calidad. Donde antes se hacía un contrato para un trabajo de ocho horas ahora se hacen cuatro de dos. El poder adquisitivo de las personas ha bajado, los niveles de pobreza y desigualdad aumentan y la mitad de los desempleados no tiene prestaciones?Es una realidad que está ahí. No discuto que haya un leve crecimiento, que podamos estar ligeramente mejor, pero fijémonos en la cantidad de empresas industriales o de la construcción que han desaparecido.

-Arcelor invierte y blinda su futuro en Asturias en medio de la que está cayendo en el mercado del acero: débil demanda, sobrecapacidad, cierres...

-Hay unas inversiones en marcha y es un factor positivo. En parte ha sido porque los sindicatos hemos tenido, sobre todo la UGT, una visión estratégica sobre esta empresa y hemos tomado decisiones complejas, acordando planes difíciles para los trabajadores, pero que al final tenían un objetivo: garantizar el futuro. Arcelor es lo que puede salvar la situación en Asturias. Pero hemos perdido otras empresas y ha habido ajustes en muchas.

-En mayo se firmó el nuevo pacto de concertación en Asturias. ¿Se desarrolla al ritmo adecuado?

-Hemos tenido las primeras reuniones, pero, dada la situación que tenemos, hay que ser más proactivos. Sobre todo el Gobierno del Principado, a quien le corresponde liderar el proceso.

-Asturias está sin presupuestos y la posibilidad de tenerlos en 2017 se vislumbra muy difícil. ¿Cree posible en un pacto de las fuerzas de izquierda?

-Creo poco. Puedo confiar y esperar que así sea. No podemos estar sin presupuestos y no tiene ningún sentido que las fuerzas de izquierdas no se pongan de acuerdo. En el fondo y con matices, coinciden en ser progresistas y en defender los derechos sociales, y conocen las dificultades que hay en Asturias. Si es así, ¿por qué no hay acuerdo?

-Quizá porque no hay química entre la Federación Socialista Asturiana y Podemos.

-Da esa sensación, pero francamente me da igual. Estamos hablando de los problemas de los asturianos. Si no tienen química entre los partidos, que se la inventen. Hay que acordar los presupuestos y lo tienen que hacer las fuerzas de izquierda.

-¿Debe el PSOE reconsiderar el no a la investidura de Rajoy y permitir con su abstención que haya gobierno?

-Eso de permitir o no permitir son conceptos que no entiendo. El objetivo no es que haya gobierno, lo importante es lo que vaya a hacer ese gobierno. ¿Va a mantener los recortes sociales y laborales? ¿va a hacer los ajustes que pide la UE de nuevo a costa de los trabajadores y de las pensiones, la educación o la sanidad? Aquí no se trata de favorecer o dejar de favorecer una investidura, sino de que haya un gobierno que acabe con las políticas de estos años.

-Todas las instituciones han sufrido un gran desgaste en esta crisis, también los sindicatos. ¿Cuál debería ser el rumbo de un nuevo sindicalismo?

-Hay cosas que no van a cambiar nunca y otras que deben hacerlo. Lo que los trabajadores no peleen no se va a conseguir, así que la movilización y la lucha sindical van a seguir siendo fundamentales. Dicho esto, la sociedad ha cambiado. Esto no son los años ochenta, cuando había un sentimiento de unidad entre la gente que venía de padecer tanto durante una época muy difícil de España, una unidad que por sí misma hacía posible una movilización potente. Ahora tenemos una sociedad distinta, con muchos jóvenes que no conocieron aquella época y con gente muy preparada. Tenemos que evolucionar. La parte pedagógica es muy importante. Hay que explicarse, hablar con la gente. Los sindicatos hacemos una labor social e institucional importante, negociamos los convenios colectivos para todos los trabajadores, pero sólo vivimos de la cuotas de una parte. Es importantísimo que se regule y se entienda qué son los sindicatos, que hacen, qué negocian, dónde están presentes y cómo se financian. Regular todo eso supondría un gran avance en transparencia. Y debería haber un reconocimiento a la función reguladora que hacemos y que nadie nos paga.

-Pero ya reciben subvenciones.

-Hay algunas partidas a nivel estatal y en ciertas autonomías, pero cubren una parte mínima de lo que hacemos. No hay realmente algo que reconozca la función legisladora que tenemos en las empresas y en los sectores, una labor en la negociación colectiva que es para todos los trabajadores y que beneficia a la sociedad en general. Lo normal sería que ese papel social y su coste se reconocieran. No digo que se reciban subvenciones simplemente por el hecho de ser un sindicato, sino que los sindicatos reciban dinero público para la función pública que hacen.

Compartir el artículo

stats