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El BCE, sometido al fuego cruzado

El eurobanco, que se reúne hoy, se enfrenta a presiones para que intensifique la expansión monetaria y para que la frene e inicie la retirada

Mario Draghi. REUTERS

Tras año y medio de expansión monetaria extraordinaria en la eurozona -una ofensiva de emisión de dinero y compra de deuda pública y privada por el Banco Central Europeo (BCE)- la inflación en el área se mantiene en el ínfimo 0,2% (muy lejos del objetivo: 2%), el crecimiento económico sigue débil y en desaceleración (con un avance trimestral del 0,3% e interanual del 1,6%) y el paro continúa elevado: 10,1% de la población activa, 1,9 puntos por debajo del máximo de la crisis, que se alcanzó en 2013.

El consejo del Banco Central Europeo (BCE) se reúne hoy en Frankfurt en medio de las especulaciones y del fuego cruzado de quienes reclaman al eurobanco que intensifique y prolongue la ofensiva monetaria por la insuficiencia de los resultados cosechados tras haber inyectado 1,001 billones de euros desde marzo de 2015, quienes demandan el fin de las medidas extraordinarias por juzgarlas agotadas e incluso fracasadas, y quienes piden una reducción gradual y el inicio de la retirada a la vista de los efectos colaterales perversos de persistir con los tipos de interés en el 0%.

El BCE, que podría postergar cualquier cambio en sus directrices hasta que se despejen las incertidumbres sobre lo que vaya a hacer la Reserva Federal de EE UU con sus tasas de interés y sobre los efectos del Brexit y de la respuesta expansiva del Banco de Inglaterra, se enfrenta además a escollos crecientes en el desarrollo de su designios expansivos.

El BCE había diseñado su plan inicial de compra de activos y de aumento de la base monetaria para que finalizase este mes pero en diciembre pasado, y a tenor de la insuficiencia de sus efectos, lo amplió seis meses más, hasta marzo de 2017. Y la dosis inicial de "fabricación de dinero" (60.000 millones mensuales) fue incrementada el pasado marzo a 80.000 millones, con lo que el monto total previsto de la operación ascenderá a 1,74 billones.

El BCE se está encontrando con límites para ejecutar sus planes. Ya hay 4,6 billones de deuda pública europea con rendimiento negativo y gran parte de las emisiones de algunos países (el 60% de los bonos alemanes, por ejemplo) ya no puede ser adquirida porque su rendimiento es inferior al tipo negativo que el BCE cobra a los bancos, lo que hace inelegibles esos títulos según las normas de la institución que preside Mario Draghi. La tarea se complica aún más porque las compras se hacen en proporción al peso de cada país en el capital del BCE (y no en relación al volumen de deuda en circulación de cada nación) y sin que puedan superar el 33% del total de la deuda emitida por cada Estado. Así que para ampliar su ofensiva -si ésta fuese la decisión- el BCE podría aumentar el volumen mensual de compras o volver a ampliar el periodo de ejecución (y, en ambos casos, el tamaño de su balance) pero tendría que remover algunas de las normas limitativas que, de perpetuarlas, le impedirían alcanzar sus objetivos.

Otra opción sería acentuar aún más los tipos negativos a la banca (ahora en el -0,4%) para poder comprar deuda con rentabilidades muy bajas y por debajo de esa cota, pero esto agravaría aún más la presión sobre el sector financiero, como acaba de reconocer Daniéle Nouy, presidenta del Mecanismo Único de Supervisión (MUS) del BCE. Otro recurso extremo sería la compra de acciones en la Bolsa, como ya hacen el Banco de Japón y el Banco Nacional de Suiza. El BCE compra titulizaciones de créditos bancarios desde 2014 y el pasado 8 de junio comenzó la adquisición de deuda de empresas no financieras, de la que hasta ahora asumió 20.497 millones.

El BCE (lo aseguró su vicepresidente, Víctor Constancio) está persuadido de que, de no ser por su beligerancia monetaria, la eurozona habría incurrido en deflación. Y Draghi sostuvo en sus últimas comparecencias que la política heterodoxa está dando resultado. Pero sus efectos son insuficientes y esto da argumentos tanto a quienes piden más como a quienes creen que ya se ha llegado al límite. La presión ambiental cada vez es más proclive a frenar la huida hacia adelante e incluso a emprender el camino de vuelta. Lo pidió el FMI en agosto, el G20 acaba de decir en China que el estímulo monetario está agotado, muchos analistas creen que el BCE ya rebasó el nivel óptimo de tasas de interés que dimana de la norma que siguen los bancos centrales para establecer las condiciones monetarias (la regla de Taylor) y los enemigos de la heterodoxia arrecian con los efectos perniciosos y las contraindicaciones de una medicación radical y muy agresiva.

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