Los contribuyentes asturianos han pagado este año en torno a 50 millones de euros por el impuesto sobre vehículos de tracción mecánica, conocido como la viñeta. Será una cantidad análoga a la de ejercicios anteriores y que volverá a ser uno de la fuentes de ingresos principales de los ayuntamientos. La forma en que éstos han ejercido sus capacidades normativas para subir o bajar el tributo ha hecho que existan divergencias relevantes que llegan a los 47 euros entre los concejos más poblados de Asturias. Es la diferencia entre lo que se paga en Oviedo, el municipio más caro, y Siero, el que tiene la menor presión fiscal en este tributo.

El cobro de la viñeta se justifica, según los hacendistas, como contraprestación a los servicios públicos locales relacionados con la circulación. Su diseño, no obstante, incide también sobre la capacidad económica del contribuyente en la medida en que, sobre el papel, tributa más quien dispone de un coche más potente. Y se le ha atribuido además una función extrafiscal, penalizadora del impacto ambiental que tiene el tráfico y ligada al principio de "quien contamina paga".

La cuota tributaria se calcula con arreglo a una tarifa que, en el caso de los turismos, varía según la denominada potencia fiscal del vehículo. La Ley Reguladora de Haciendas Locales establece unos precios mínimos y faculta a los ayuntamientos a incrementarlos utilizando un coeficiente multiplicador. ¿Cómo han utilizado esa competencia los ayuntamientos asturianos? La información que maneja el Ministerio de Hacienda sobre las ordenanzas fiscales muestra que, entre los quince concejos con más población, todos han usado el mecanismo multiplicador para aumentar sus recaudaciones, aunque unos con mayor intensidad que otros. Esas disparidades se han manifestado también durante el período de crisis, con subidas del impuesto en algunos municipios y descensos en otros.

Oviedo, el más caro. Los contribuyentes de la capital asturiana, titulares de unos 95.000 turismos, pagan la viñeta más alta, según los datos referidos a los dos tramos de potencia fiscal que comprenden la mayor parte de los coches: los comprendidos entre 8 y 11,99 caballos fiscales y los que tienen entre 12 y 15,99. En el primero, el impuesto ovetense es de 67,82 euros. En la segunda categoría citada, la tarifa es de 143,16 euros. En ambos casos, el importe supone prácticamente el doble del mínimo legal y con ello el máximo incremento que permite el sistema de financiación de las entidades locales.

El recibo que pasa Oviedo a los automovilistas es, en el caso de los vehículos de gama media (entre 11,99 y 15,99 caballos fiscales), de 23 euros respecto a la viñeta de Gijón y de 22 euros en relación a Avilés. La mayor distancia, no obstante, es la que se registra entre Oviedo y Siero. El ayuntamiento sierense es el más barato para las dos categorías mencionadas: un coche pequeño paga 45,35 euros y uno de gama media, 95,74. En Oviedo se tributa por tanto hasta el 49% más por la viñeta que en Siero. Llanes es el segundo municipio entre los principales con el impuesto más bajo. Entre los que más cobran, Llanera, Mieres y Langreo siguen a Oviedo.

En la crisis. La tarifa que pagan los ovetenses es el resultado de los incrementos que la corporación local, entonces presidida por Gabino de Lorenzo (PP), aplicó durante años, cuando era hábito de los ayuntamientos actualizar los impuestos, tasas y precios públicos según las variaciones del índice de precios al consumo. Durante los años de crisis, Oviedo también aprobó subidas, aunque de menor intensidad. Desde 2011, la viñeta se ha encarecido en la capital asturiana el 2%. Es un aumento modesto comparado con los que acumularon en ese mismo período los ayuntamientos de San Martín del Rey Aurelio y Cangas el Narcea, donde el impuesto es ahora el 12% más caro que hace un lustro.

Pese a las dificultades de las arcas municipales durante la crisis, Siero y Llanes optaron por rebajar la viñeta. Lo hicieron ambos el 12%, decisión que consolidó su posición como los ayuntamientos asturianos, entre los quince primeros, que ejercen menor presión fiscal sobre los conductores a través de la viñeta.