Con los derechos de emisión a ese precio, las centrales de carbón entran en el mercado en condiciones claramente más competitivas que sus parientes del gas, a las que cierran el paso. Incluso en años como el actual, con menos "hueco" para las térmicas por el aumento de la hidraulicidad, los grupos carboneros mandan sobre los ciclos combinados. Y se presume que seguirá siendo así en los próximos años: "Aunque se han aprobado nuevos ajustes en el mercado, es casi imposible que antes de 2020 el CO2 suba a 20 euros". Lo que ocurra a partir de entonces dependerá de nuevas reglas que negociarán a partir de 2017. Volverá con fuerza entonces el dilema europeo entre sus compromisos sobre el cambio climático y el porvenir de la industria. La asturiana estará muy concernida por ello.

La presumible reforma del fallido mercado del CO2 afectará a una parte capital del sector manufacturero regional y también a las térmicas, cuya continuidad está en algún caso muy ligada además al porvenir de lo que queda del sector minero regional. La amenaza de clausura en 2018 de los centros extractivos no rentables (casi todos) y la exigencia europea de inversiones ambientales en las térmicas para la reducción de los óxidos nitrosos (bajo apercibimiento de cierre en 2020) anticipan cierres cercanos tanto de minas que producen el carbón como de térmicas que lo queman.

Sin ayudas al consumo de mineral nacional y a las inversiones ambientales como las que demandan empresas y sindicatos, las centrales que usan ese tipo de carbón y que están más alejadas de la costa quedarían a un paso de la clausura por la imposibilidad de recuperar la inversión y de operar con el sobrecoste que implica el transporte del combustible importado desde los puertos. Según un informe oficial, la única de las ocho centrales españolas de carbón nacional que sería viable sin ayudas es la asturiana de Soto de Ribera. EDP ya ha invertido en ella, como también ha hecho con la de Aboño, que quema mineral importado, al igual que la de Iberdrola en Lada.

El futuro de la central de Gas Natural en Tineo está mucho más comprometido. Su posible cierre en 2020, no descartado por la compañía, añade además una amenaza seria para la supervivencia de la única minería asturiana que roza la rentabilidad, la del Suroccidente.