Madrid se ha convertido en un "imán" para los contribuyentes acaudalados del resto de España, según una expresión del director general de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE), Alberto González. La política de tributos autonómicos bajos desplegada por los gobiernos del PP avivó desde 2005 la competencia fiscal con el resto de España e hizo de la comunidad madrileña, favorecida por el "efecto sede" en sus recaudaciones, un paraíso tributario. Sobre todo para las rentas y patrimonios altos, si se compara su fiscalidad con la de otros territorios como Andalucía Aragón y Asturias, por citar tres donde es claramente mayor la presión de los impuestos de patrimonio, IRPF y sucesiones y donaciones sobre los contribuyentes acaudalados.

El fenómeno de la deslocalización de contribuyentes es difícil de medir -las autonomías suelen reservan con celo los datos de sus padrones fiscales-, pero existe y está extendida la convicción, sobre todo en el ámbito empresarial y entre los asesores tributarios, de que la salida patrimonios cualificados de Asturias se ha intensificado en los últimos ocho o diez años. Se asegura que no son simples excepciones los casos de personas acaudaladas, generalmente empresarios, inversores o rentistas, que fijan su residencia en Madrid para escapar de la alta fiscalidad asturiana.

"Con lo que tributo por el impuesto de patrimonio, en pocos años pago el piso de Madrid", comentaba hace unos meses uno de esos contribuyentes que por entonces estaba explorando la posibilidad de establecerse en al capital de España.

¿Qué alcance tienen las ventajas fiscales que obtiene esa persona al mudarse a Madrid? Las principales se explican en los siguientes puntos.

Patrimonio. Madrid es territorio libre del impuesto de patrimonio, suprimido a escala nacional en 2008 y recuperado a partir de 2011 para las bases imponibles superiores a 700.000 euros. Madrid, gobernada entonces por Esperanza Aguirre, decidió no restablecer el tributo, aplicando para ello una bonificación del 100%. Así que mientras un rico asturiano con bienes sujetos al impuesto que sumen cuatro millones de euros paga en el Principado cada año casi 42.000 euros no abonará ni un euro si establece su residencia habitual en Madrid. Para que sea así debe pasar al menos 183 días al año en aquella región y acreditarlo en caso de que sea objeto de una de los controles frecuentes que hace la Administración tributaria. No basta el mero empadronamiento.

Sucesiones y donaciones. Asturias es, tras Andalucía, la región donde es más alto el impuesto de sucesiones para los parientes de primer grado (hijos, cónyuges y padres) cuando lo heredado o donado supera los 150.000 euros. Madrid es la tercera autonomía más barata. Alguien que herede por ejemplo 800.000 euros de su padre paga algo más de 162.000 en Asturias y apenas 1.600 en Madrid, donde la fiscalidad es también muy ventajosa respecto a la del Principado para la transmisión de empresas en herencia con un valor superior a 5 millones: por el legado de una compañía tasada en 12 millones de euros se pagan 138.000 si el propietario fallecido residía en Asturias y menos de 1.400 si lo hacía en Madrid.

Ahora bien, en este supuesto el beneficio del cambio de residencia tiene requisitos singulares. Los herederos sólo tributarán en Madrid en el caso de que el fallecido haya tenido su domicilio allí durante al menos los últimos cinco años, con al menos 183 días de estancia durante cada uno de ellos.

Al contrario que en el Principado, por las donaciones también se paga muy poco en Madrid, lo que abre puertas a planificaciones fiscales para sortear mediante transmisiones en vida el impuesto de sucesiones asturiano. Un hijo que resida en la capital de España por estudios o trabajo apenas tributa si recibe una donación de dinero de su padre. Y cabe asimismo la opción de comprar una vivienda en Madrid y donársela al hijo, que también tributará ventajosamente aunque resida en Asturias porque en las donaciones de inmuebles se paga donde está radicado el bien.

IRPF. Madrid es también la región de régimen común con un tramo autonómico del IRPF más bajo para las rentas altas. Un ejemplo: un empresario o ejecutivo de élite que ingrese 300.000 euros al año paga casi 10.000 euros más en Asturias que en Madrid, comunidad que a pesar de la crisis ha incrementado un 6% su nómina de contribuyentes con ingresos superiores a 150.000 euros. Asturias ha perdido el 23% de los suyos desde 2010.