Dos gigantes siderúrgicos públicos chinos, Baosteel y Wuhan Iron & Steel (Wisco), anunciaron ayer una fusión que dará lugar al segundo mayor gigante mundial del acero, solo por detrás de Arcelor Mittal. La operación se produce en un contexto de ajuste en la industria mundial del acero y particularmente en la de China, donde el exceso de capacidad productiva ha derivado en una guerra comercial con Europa y otras regiones del mundo por las prácticas de "dumping" (venta por debajo del coste).

La operación fue anunciada por Wisco en una comunicación a la Bolsa de Shanghái, donde ambas empresas cotizan, si bien en ambos casos están suspendidas desde que el 26 de junio pasado divulgaron sus planes. El plan, que ya recibió el visto bueno de la autoridad reguladora de las empresas estatales chinas a finales de agosto, debería recibir la autorización final del Consejo de Estado (Ejecutivo) antes de finales de este mes, según la publicación financiera Caixin.

La operación prevé que Baosteel (actualmente el séptimo productor mundial de acero) emita nuevas acciones para intercambiarlas por los títulos de Wisco (decimoprimer productor mundial) con los actuales accionistas de esta última compañía. Wisco, que ha registrado importantes pérdidas en los últimos años, se convertirá así en una subsidiaria de Baosteel.

La nueva compañía tendrá una capacidad de producción de más de 60 millones de toneladas anuales, con unos activos valorados en más de 700.000 millones de yuanes (93.300 millones de euros) y superará a Hebei Iron and Steel como la mayor de China, mientras que solo será superada en el mundo por Arcelor Mittal, con sede en Luxemburgo.

Arcelor mantiene un holgado liderazgo mundial con una capacidad de de producción de 114 millones de toneladas, pero el movimiento estratégico de los fabricantes chinos los convierte en un rival más poderoso e influyente en el mercado. Su fusión llega en medio del proceso de reestructuración de la industria siderúrgica de China, el primer productor mundial, por el cual el Gobierno de Pekín prevé recortar la actual capacidad de producción de acero entre 100 y 150 millones de toneladas anuales para 2020.