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ANÁLISIS

La alarmante desaceleración del tren europeo

Las previsiones de crecimiento del FMI y la debilidad del Deutsche Bank

¿Y si tras salir del túnel hubiera otro?. En lo que va de mes la economía de la Unión Europea (UE) ha recibido dos avisos serios de que llegan curvas. Hasta las locomotoras alemanas empiezan a traquetear. Si frenan, que se agarren fuerte los viajeros de los vagones de cola del eurogrupo.

La pasada semana el Fondo Monetario Internacional (FMI) presentó su informe de otoño con las previsiones de crecimiento económico. En España se puso el foco sobre incremento de medio punto en el PIB de 2016, hasta el 3,1%, a pesar de la falta de Gobierno y el peligro de unas terceras elecciones. La tasa casi dobla la media de las economías avanzadas, pero hay que tener en cuenta que España acaba de salir de una dura y larga recesión y que, de momento, ese crecimiento no se está traduciendo ni en un fuerte incremento del empleo ni en un recorte de la deuda que permita maniobrar en caso de un nuevo descarrilamiento. Además, para 2017 la previsión de crecimiento del FMI para España cae al 2,2% y en su entorno, en la eurozona, el crecimiento medio será de un raquítico 1,5% debido, en parte, a los efectos del "Brexit".

La UE ya asume que en 2017 habrá un debilitamiento de sus economías y el Banco Central Europeo (BCE) sigue adelante con su política de estímulos. Ni se otea en el horizonte una subida de los tipos de interés que ayude a frenar el deterioro de la rentabilidad del negocio bancario. Y es ahí donde ha llegado el segundo aldabonazo, con las dudas sobre la estabilidad del Deutsche Bank, el mayor banco europeo, y por extensión de la solvencia de toda la banca de la eurozona. El desplome de las acciones del Deutsche Bank pese a la llamada a la calma de la autoridades germanas es una señal de avería y de cómo se repare dependerá en buena parte la marcha del tren europeo. La multa de 14.000 millones de dólares que plantean las autoridades estadounidenses al banco alemán por la emisión de activos respaldados por hipotecas basura ha sido interpretada por algunos analistas como un respuesta a la ofensiva europea contra las maniobras fiscales de multinacionales norteamericanas como Apple, pero sea así o no, lo cierto es que ha dejado al descubierto el deteriorado chasis del mayor banco europeo y la fiabilidad de los test de estrés.

La reparación puede pasar por un rescate según el sistema europeo -que iría acompañado, como bien se sabe en España, de duras exigencias (el famoso "Memorandum of Understanding")- o mediante ayudas públicas directas a la banca, para lo que Alemania necesitaría el visto bueno de Bruselas. Hace sólo tres meses, cuando la banca italiana (con el Monte dei Paschi de Siena al frente) se desplomó en Bolsa al conocerse su alta morosidad y sus escasas provisiones, desde Alemania se pusieron reparos al plan que manejaba Matteo Renzi para inyectar fondos públicos sin tener que someterse a al dieta estricta de Bruselas. Ahora es la locomotora alemana la que está en la misma situación, a las puertas del taller y pidiendo presupuestos.

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