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"Suelo traer a mucha gente de fiesta a Asturias", dice una conductora de Blablacar

Sara Ginzo, una ovetense de 30 años informática de profesión y que ahora reside en Cantabria, comenzó a usar Blablacar cuando vivía en Logroño, desde donde tenía que desplazarse cada día para ir a trabajar a Pamplona. Ella pone el coche y, a través de la plataforma, busca los compañeros para compartir el trayecto. "Las conexiones de autobús eran malas y así los viajes son menos aburridos", asegura. Solo tuvo una mala experiencia, recuerda: "Un chico en un semáforo se bajó del coche y se marchó corriendo, sin pagar". Blablacar ha puesto coto a esta fuga de agua y ahora todos los pagos se hacen a través de su web, y se queda con una comisión por la gestión, para que los usuarios no tengan que pasarse el dinero de mano en mano. Ahora, aunque Ginzo vive en Santander continúa usando el servicio. "Suelo venir a Asturias los fines de semana y traigo a mucha gente que viene de fiesta", asegura.

Otra ovetense, Susana Rodfer, que trabaja en una constructora en Madrid, es una de las habituales en la ruta entre la capital de España y el Principado. A veces es pasajera y otras conductora. "Es súper cómodo, hay muchas frecuencias, te sirve para cubrir los gastos y la gente es muy puntual y cumplidora, nunca he tenido una mala experiencia", asegura. Ha hecho tantos viajes, reconoce, que en uno de los últimos llegó a ir con un conejo en el asiento de atrás. "Nos pidió que si lo podía llevar y aceptamos", asegura.

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