La supervivencia de las especies de seres vivos depende de su capacidad de adaptación al medio. Lo mismo les ocurre a las empresas. Las que no se adaptan a los cambios en los mercados se estancan y desaparecen. La centenaria compañía de embutidos El Hórreo crece en un mundo que mide las calorías gracias a su viraje hacia los alimentos saludables; la cooperativa de transportes Casintra sigue rodando, transformada en operador logístico, a pesar de que se derrumbó uno de sus principales sustentos, la construcción, e incluso empresas tecnológicas emergentes, como Cuicui Studios, se ven obligadas a adaptarse para crecer y un negocio dirigido para los niños, como es el de los videojuegos educativos, acaba buscando clientes entre los adultos.

El gerente de El Hórreo Healthy Food, José Severino Monte; el presidente de Casintra Grupo, Francisco Javier Álvarez, y el director general de Cuicui Studios, Norman Suárez, participaron ayer como ponentes en la tercera sesión de las jornadas "La Asturias que funciona", organizadas por el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA en colaboración con la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Oviedo. Beatriz Junquera, catedrática de Organización de Empresas, fue la encargada de presentar a los ponentes y moderar el debate.

Abrió el camino el presidente de Casintra Grupo, que tiene como núcleo una cooperativa de transportistas formada actualmente por 280 socios y que nació en 1971. "Formamos la cooperativa para sobrevivir ante la principal amenaza de entonces, que eran las agencias de transportes", señaló Francisco Javier Álvarez, que destacó que hasta el inicio de la última crisis la cooperativa se centró en el transporte de mercancías por carretera a nivel regional, nacional e internacional. "La crisis fue el punto de inflexión, dependíamos en buena parte de la construcción y cuando ese sector desapareció el 25% de nuestra empresa se quedó sin trabajo, por lo que tuvimos que diversificar para volver a sobrevivir", destacó el presidente de Casintra. Desde entonces, la compañía se ha orientado a la logística, a la distribución, a los depósitos francos y al transporte de contenedores, con una división en el puerto de El Musel. Además, en enero pondrá en marcha un departamento de aduanas. "El objetivo es convertirse en un socio global para las empresas que sea capaz de gestionar el 100% del posicionamiento de una carga", señaló Álvarez, que destacó que en estos momentos están en disposición de ofrecer hasta el 80% de la asistencia.

El grupo Casintra también creó una empresa, Casitran, que trabaja fuera de Asturias -desde las bases de Madrid, Barcelona y Bilbao- y que le permite al grupo operar también con empresas subcontratadas y liberarse de las limitaciones a las cooperativas.

Como Casintra, El Hórreo también ha tenido que adaptarse a los mercados cambiantes durante sus 108 años de vida. Esta empresa familiar nacida en Noreña, que comenzó vendiendo chorizos enlatados allí donde llegaba el ferrocarril de Langreo (desde la comarca del Nalón hasta Gijón) tiene ahora presencia en 12 países y planes para llegar a 24. La tercera generación familiar al frente del negocio heredó de su abuelo una marca con nombre simbólico, El Hórreo, y un slogan que sigue inspirando: "carnes reconocidas al microscopio". "Y nuestros padres nos inculcaron como valores el trabajo, la honradez, la constancia y la profesionalidad", destacó José Severino Monte. "El éxito no llega por casualidad, es un cúmulo de muchas decisiones", apuntó el gerente de El Hórreo, que en 1992 se constituyó como sociedad y afrontó la crisis de entonces buscando negocio en el exterior. "Durante seis años no paramos de viajar a ferias internacionales y hasta al año 2000 no conseguimos mandar nuestros primeros palés fuera de España", reconoció Monte, convencido de que la supervivencia pasaba por vender fuera porque en Asturias, con los nuevos estilos de vida, las fabadas habían dejado de ser un plato semanal para convertirse en un acontecimiento que se celebraba una vez cada tres meses.

Junto a la exportación, El Hórreo también apostó por la investigación, el desarrollo y la innovación (I+D+i) para diferenciarse y competir con las grandes empresas de embutidos nacionales. Así surgió su línea de embutidos saludables -desarrollada a través de un sistema patentado que modifica el sistema de ahumado para suprimir los benzopirenos, sustancia cancerígena generada durante el proceso- y la elaboración de chorizos terapéuticos. Monte destacó que "las claves del éxito" de El Hórreo, que ahora se denomina El Hórreo Healthy Food, también fueron la diversificación de productos ("si el consumo de las fabadas decrece y aumenta el de las pizzas por qué no fabricar peperoni"), la aplicación de un estricto sistema de costes para ajustar los precios sin perder margen, la apuesta por la formación interna, la inversión tecnológica ("preferimos tener el mejor Mercedes dentro de la fábrica que en la puerta"), la diversificación de formatos adaptados a la época de crisis (con sobres de embutidos de 200 gramos), la búsqueda de mercados donde no llega la competencia (con penetración en países africanos como Angola, Senegal o Nigeria, donde la mitad de la población es musulmana y para ellos la carne de cerdo se sustituye por pavo, ternera, cordero u oca) y el amor al trabajo.

Cuicui Studios no tiene el poso de El Hórreo o Casintra, pero sí su capacidad de mutación. Además a una velocidad mayor, adaptada a los nuevas tecnologías. Esta "startup" crea videojuegos educativos diseñados pedagógicamente para entrenar y analizar las inteligencias múltiples de los usuarios. Nació de la mano de una ilustradora, un músico-programador y un economista al que luego se sumó un pedagogo que aportó la base científica al proyecto educativo para obtener ventajas competitivas con respecto a otros fabricantes de videojuegos.

Inicialmente los videojuegos de Cuicui Studios estaban dirigidos a niños y centros educativos, pero sus creadores se dieron cuenta de que el modelo también era aplicable a adultos que quieran divertirse y al mismo tiempo conocer su perfil de inteligencias. "Ahora estamos haciendo videojuegos para adultos utilizando los mismo algoritmos", destacó Norman Suárez, director general de Cuicui Studios.

La empresa está formada actualmente por siete personas con diferentes perfiles con una media de edad de 26 años. "Cuando se juntan personas con diferentes perfiles las posibilidades de éxito son mayores", afirmó Suárez, que antes de Cuicui Studios había participado en el lanzamiento de otras empresas y se había movido en el ecosistema de los emprendedores. "Hoy en día el que no sea emprendedor tiene los días contados en cualquier empresa, la iniciativa es muy importante y cada vez se valora más", destacó el director general de Cuicui Studios, empresa que el pasado año ganó el Certamen Nacional de Jóvenes Emprendedores.