El asunto más problemático atañe a la protección de la intimidad. Que el banco central disponga de información sobre cada cobro y cada pago "pudiera entenderse contrario al derecho a la privacidad" de los individuos, señala Durán. Es materia sensible que los datos sean usados o incluso cedidos a otros países para combatir el fraude fiscal. Tras examinar la legislación española y europea, el experto concluye: "Cuando resulte proporcionada la interferencia en la vida privada de los individuos para lograr determinados fines de lucha contra actividades ilícitas o criminales, no podrá entenderse violación alguna del derecho a la intimidad".

Los tipos negativos. Fernández-Villaverde ve además poderosas razones macroeconómicas para la extinción del dinero físico. Resumido, su planteamiento es así: la existencia del efectivo frena ahora la posibilidad de los bancos centrales de establecer tipos de interés negativos, que supondrían un estímulo poderoso para movilizar el ahorro hacia la inversión y el consumo y, con ello, para elevar la actividad económica ante situaciones de recesión; el dinero en efectivo esteriliza esa opción en la medida en que, con tipos oficiales negativos, el ahorro tendería a buscar refugio en el atesoramiento de billetes, que tienen un tipo nominal igual a cero.

En lenguaje de economista, Jesús Fernández-Villaverde lo ha explicado así en un artículo del blog "nadaesgratis": "En el mundo actual, el BCE no puede bajar los tipos nominales muy por debajo de cero como consecuencia de la presencia de dinero en metálico y, en ausencia de inflación suficiente causada por las rigideces nominales, nos encontramos en un nivel de actividad inadecuada. En un mundo sin dinero en metálico, el BCE podría haber reducido el tipo de interés nominal a -5% en 2010 y la eurozona habría empezado a crecer deprisa cinco años antes y con un mucho menor coste en términos de desempleo y producción perdida. ¡Ah, y sin partidos populistas creciendo al calor del paro y la frustración de muchos!".

Y apostilla el economista: "Un defensor inteligente de la economía de mercado tiene que ser un defensor de la eliminación del dinero en metálico". El BCE no lo tiene en su agenda. Se ha limitado a decidir que a partir de 2018 dejará de fabricar billetes de 500 euros.