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Aumentan entre los exportadores asturianos las dificultades para cobrar

Muchas pymes salen al exterior sin suficientes precauciones, alerta la patronal FADE

Aumentan entre los exportadores asturianos las dificultades para cobrar

Asturias es hoy una economía más abierta que en 2007, antes de la Gran Recesión. La depresión de la demanda nacional movió por necesidad a las empresas a explorar los mercados exteriores y ya son más de dos mil las que cada año hacen alguna operación en el extranjero, un "boom" exportador que supone una demostración de la competitividad internacional de las producciones de la región y que aligera unos riesgos (la concentración de negocio en el mercado doméstico, entre ellos), aunque a la vez hace que emergan otros nuevos. Como los impagos. La Federación Asturiana de Empresarios (FADE) ha detectado últimamente, al hilo de ese auge de la exportación, que las dificultades de las empresas para cobrar de sus clientes extranjeros son ahora habituales, asociadas a menudo, añade la patronal, a la inexperiencia y a un déficit de cautelas en las estrategias exteriores de las pymes.

Una de las mutaciones que han provocado estos años de crisis en el patrón productivo de la economía asturiana tiene que ver con el sector exterior. El valor de las exportaciones anuales pasó de representar el 13,3% del producto interior bruto (PIB) asturiano en 2008 al 17,5% en 2015, cifras que no comprenden el negocio de las empresas de nuevas tecnologías y el de las ingenierías (encabezadas por Duro Felguera y TSK), uno de los principales subsectores asturianos y quizá el más internacionalizado de todos. Si se incluyeran sus datos, el volumen de los productos y servicios exportados por las empresas de la región rondaría el 30% del PIB, defiende Alfonso del Río Lledó, director general de Asturex, la sociedad de promoción exterior del Principado.

Otra información disponible sobre el grado de apertura de la economía asturiana muestra que las ventas al resto de España han pasado de absorber el 53% de la producción regional en 2008 al 43% en 2015, a la vez que aumentaba la relevancia tanto del negocio local como del internacional.

Pero los datos más reveladores son los referidos a las empresas que exportan. El pasado año realizaron ventas en el extranjero 2.015 compañías, un 73% más que en en 2008 y el doble que en 2005. El número de las consideradas exportadoras regulares (que hayan exportado durante cuatro años consecutivos) está en máximos históricos (493, el 37% más que en 2008).

"Hay un auténtico boom del número de pymes que acceden a los mercados internacionales. En estos años cayó la actividad en España y muchas empresas vieron fuera una oportunidad, a menudo una tabla de salvación", resume Alberto González, director general de la FADE. Es un síntoma de que las empresas asturianas sacan partido de la globalización y están conectadas a ella, pero que tiene su lado oscuro. "El problema es que muchas de las empresas que salieron no tomaron las suficientes precauciones", añade González. Se refiere básicamente a la prevención frente a los riesgos de impago. Los casos de pymes asturianas con problemas de retrasos en los cobros o directamente de impagos "empiezan a ser habituales", como también ocurre en el conjunto del país.

Confluyen circunstancias coyunturales, asociadas al clima económico global, pero también carencias de las empresas que la FADE relaciona con la falta de experiencia en los mercados internacionales. Esas carencias afectan principalmente a dos ámbitos, según los comentarios de Alberto González: por una parte, problemas con la elaboración misma de los contratos, que en especial en los países de tradición jurídica anglosajona deben estar escrupulosamente elaborados (en cuanto a plazos, condiciones de pago, jurisdicción competente...) para evitar contingencias y reclamaciones; de otra parte esta la ausencia frecuente de coberturas para cubrir los riesgos de las ventas a crédito

Asturex tutela cada año a decenas de empresas (el objetivo para 2015 es de 80) que se estrenan en la exportación y, asegura Alfonso del Río, estas pymes salen bien guarnecidas para operar con seguridad. Pero hay otros casos en los que no es así. La utilización de seguros a la exportación, que cubren los riesgos, no es generalizada, más que por su coste (por lo común superior al 0,25% de la facturación), por "falta de práctica empresarial", apunta Alberto González. Añade el directivo de FADE: "La gente está hecha a vender en el mercado interior, donde hay más capacidad de control y de acceso a la información de los clientes, así que cuando se sale fuera a veces no se toman las suficientes cautelas".

La organización patronal está preparando actividades para "sensibilizar" sobre la siguiente idea: es muy importante lanzarse a vender fuera, pero también lo es hacerlo con garantías que aligeren los riesgos. Es hábito de muchas compañías españolas que se estrenan en el exterior hacer un gran esfuerzo comercial para poner sus productos en los mercados y soslayar en cambio la necesidad de precauciones sobre los pagos, recogen algunos informes de expertos.

Alfonso del Río Lledó precisa, no obstante, que Asturex no ha detectado por el momento problemas generalizados o severos de impagos. Recientemente han trascendido las dificultades de Duro Felguera para cobrar trabajos valorados en 300 millones de euros en Argentina, Venezuela y Australia, y no son excepcionales los retrasos en el cobro que sufren empresas con ventas en países productores de petróleo y de otras materias primas afectadas por las crisis de precios de estos años.

En general, "las empresas españoles están ya gestionando un aumento claro de sus niveles de impago" en el exterior, indicaron fuentes de Crédito y Caución, compañía dedicada al negocio de los seguros que cubren las ventas a crédito. El pronóstico de sus analistas es el siguiente a corto plazo: "La actividad de nuestras empresas afronta un entorno marcado por el exceso de capacidad, la necesidad de crecimiento y las incertidumbres crecientes del entorno global". Y subrayan que en el segundo trimestre de 2016 y por primera vez en más de tres años aumentaron los niveles medios de impagos soportados por la empresa español.

Problemas para cobrar e insolvencias de los clientes los puede haber en cualquier país y en cualquier región del mundo, incluidas las más desarrolladas. Crédito y Caución destaca las dificultades que atraviesan algunas economías emergentes, "donde las exportaciones españolas han crecido a ritmo de dos dígitos en los últimos años".

Según el "Barómetro de prácticas de pago" que elabora la citada aseguradora, en una mayoría de países, incluidos los europeos, más del 40% de las compraventas de productos entre empresas (operaciones BSB, en la jerga comercial) se realizan a crédito y, dentro de ellas, las tasas de morosidad (retrasos en los pagos) suelen superar asimismo el 40%.

En la UE, esos índices de mora llegan al 49% en Italia y en Grecia, países que además tienen las mayores proporciones finales de impagos (3,6% en el caso griego y 2,4% en el italiano). Como promedio, la morosidad y los niveles de impago en las compras a crédito son más elevados en América y en la región Asia-Pacífico que en Europa Occidental.

El mayor volumen de las exportaciones asturianas tiene como destinos países de la UE, pero se han multiplicado las pymes que venden en América, África y Asia. Un ejemplo: en 2008 hubo 468 empresas que colocaron productos en países americanos, y en 2015 se convirtieron en 928.

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