Hay química entre Donald Trump y Arcelor-Mittal, la principal compañía industrial con implantación en Asturias. La cotización en Bolsa de la multinacional siderúrgica se ha disparado desde la elección del nuevo presidente de Estados Unidos y ha alcanzado los máximos del año. Los inversores consideran que los planes del magnate favorecerán al sector minerometalúrgico de Norteamérica, donde Arcelor-Mittal tiene 27 plantas industriales. Y no sólo lo creen los mercados, incluso la propia compañía está convencida de que saldrá beneficiada con la agenda industrial de Trump y la ha respaldado públicamente.

Arcelor-Mittal USA ha hecho una declaración sobre el resultado de las elecciones en Estados Unidos que no deja dudas. En ella la compañía destaca que "a lo largo de su campaña, el presidente electo Trump expresó su apoyo a la industria siderúrgica nacional y la manufactura estadounidense, esbozando importantes políticas sobre el gasto en infraestructura y el comercio". Y añade que "Arcelor-Mittal apoya esta agenda y espera poder trabajar con la nueva administración en soluciones integrales para revitalizar la manufactura en los Estados Unidos y proteger aún más a la industria de prácticas comerciales desleales".

Apoyo a la industria local, inversión pública en infraestructuras y proteccionismo vía aranceles, sobre todo frente a China. La receta Trump gusta a Arcelor-Mittal, que dispone de 27 plantas industriales en Estados Unidos, la mayoría en el conocido como "cinturón de óxido" (Rust Belt). Se trata de una amplia zona del noroeste del país cuya principal actividad es la industria pesada y las manufacturas y que en las últimas décadas ha acusado el impacto de la reconversión industrial y la globalización, lo que se ha traducido en traslados de producción a países emergentes, cierres de fábricas, despidos y empobrecimiento local. Son territorios en los que ha calado el mensaje de Trump de apoyo a los combustibles fósiles, reconstrucción de infraestructuras y revisión de los acuerdos internacionales de libre comercio.

La recuperación del "cinturón de óxido" equivale a la reactivación de Arcelor-Mittal en Estados Unidos, puesto que la mayoría de sus plantas (fábricas siderúrgicas integrales similares a las de Asturias, acerías eléctricas, plantas de fabricación de coque y talleres de acabado) se encuentran en esa zona, en los estados de Pennsylvania, Ohio, Indiana, Michigan e Illinois. Arcelor-Mittal tiene en Estados Unidos más de 20.000 trabajadores y cerca del 37% del acero que fabrica sale de las plantas de América. Es su segunda área de producción después de Europa, donde se elabora el 47% de su acero. El peso americano hace que la política estadounidense -siempre decisiva- tenga aún mayor impacto. De momento la victoria de Trump ha revitalizado a la industria siderúrgica en Bolsa. Arcelor-Mittal fue el valor que más subió ayer en el Ibex-35. Creció el 5,3% y cerró la sesión con un valor de 6,691 euros por acción. Desde la elección de Trump, las acciones de la siderúrgica se han revalorizado el 13,02%. Los analistas destacan que la subida se produce ante la esperanza de que el mayor gasto propuesto por el presidente estadounidense suponga un regreso de la inflación y por lo tanto una apreciación de las materias primas. "La victoria de Trump, tras ofrecer muchas interpretaciones posibles, se va canalizando y resumiendo por el lado de la inflación. Los sectores más beneficiados (bancos, materias primas y farmacéuticas) están subiendo con claridad, compensando con creces, por el momento, todas las derivadas negativas que los mercados interpretan del triunfo de Trump", señaló Daniel Pingarrón, analistas de IG.

El repunte de Arcelor de la ultima semana se añade al registrado en los últimos tres trimestres. En febrero tocó suelo, con una cotización de 2,621 euros tras caer casi ocho euros en nueve meses por la competencia china. A medida que se han aprobado medidas proteccionistas en EE UU y la UE el valor se ha ido recuperando.