La economía asturiana crece con un "dinamismo notable", aunque comienza a haber algún que otro nubarrón en el horizonte que hará que ese ascenso vaya moderándose "progresivamente". Ésa es la conclusión central del último análisis sobre la situación económica y laboral de la región elaborado por la Federación Asturiana de Empresarios (FADE). El buen desempeño del que habla la patronal se traducirá a finales de año, augura, en un incremento en torno al 3% del producto interior bruto, "ligeramente inferior al nacional, pero superior al europeo, y que mejora ampliamente las previsiones iniciales".

El servicio de estudios de FADE, dirigido por Marta Álvarez, augura que en 2017 ocurrirá, como en el conjunto del país, que el crecimiento económico asturiano se ralentizará. Los "riesgos a la baja" son los mismos que afectan a toda España, como la presumible pérdida de fuerza de las políticas expansivas lanzadas por el Banco Central Europeo (BCE) (estímulos que la entidad anunció ayer que ampliará durante el año que viene), el incremento del precio del petróleo y la desaceleración de la economía nacional.

Aún así, no habrá frenazo. "Aunque a menor ritmo, lo previsible es que siga avanzando la recuperación tanto de la actividad como del empleo", asegura la organización que preside Pedro Luis Fernández. Su informe apunta que una de las dificultades añadidas para Asturias puede venir de la ausencia de Presupuestos autonómicos. "Una nueva prórroga de las cuentas sería volver a desaprovechar un instrumento clave para la dinamización regional", argumenta la FADE.

La patronal resalta en su documento que existe disparidad entre los diferentes organismos de análisis económico sobre el avance de la economía asturiana este año. El más pesimista es Hispalink, que pronostica una mejora del 2,3%, mientras que los economistas del BBVA vaticinan un crecimiento del 2,8%. Entre ambos se sitúa la Fundación de las Cajas de Ahorros, con un pronóstico del 2,4%. Eso sí, todos han revisado al alza sus previsiones y coinciden en que la mejora de la actividad asturiana está apoyando casi todo su peso sobre los servicios, que son los que tienen los indicadores más positivos. Casi todos al alza, gracias al mayor consumo. Por ejemplo, la cifra de negocios del sector mejoró en agosto un 6% en la comparativa anual, mientras que la actividad comercial también se incrementó un 7,5%. Las señales que emite la construcción también comienzan a ser positivas, con aumentos de la licitación o de los nuevos proyectos inmobiliarios.

De cara al próximo año hay un consenso claro entre los institutos de predicción económica en que el ritmo de crecimiento se moderará, lo que provocará que la economía regional avance un 2%, por debajo de la marca de este año y también menos que la media nacional, aunque de nuevo por encima de las previsiones para Europa.

La economía asturiana está enganchada a la recuperación del crecimiento, si bien la patronal advierte que aún hay indicadores bastante negativos, algunos de los principales referidos al empleo. "La situación del mercado laboral sigue siendo muy complicada, con 50.000 afiliados menos que nueve años atrás, 83.674 parados registrados, una tasa de paro del 17,05% y la menor tasa de actividad del país (52,36%)", señala el informe. Eso sí, la contratación va mejorando, incluida la de trabajadores con empleos indefinidos.

También han flojeado las ventas de las empresas asturianas en el extranjero. Las exportaciones regionales cayeron en los primeros ocho meses del año un 10,3% en comparación con el mismo periodo del año anterior (pese a que sólo en agosto, el último dato analizado, el aumento fue del 24,6%). Aún así cada vez son más las empresas que se animan a explorar los mercados internacionales. Entre enero y agosto fueron 1.600 las compañías exportadoras de la región (un 4,6% más que un año antes), de las que 501 se considera que son exportadoras regulares (un 6,1% más y un 31,3% sobre el total). No obstante, las estadísticas dan una de cal y otra de arena: hay más compañías que salen a vender fuera, pero a menudo lo hacen por menos dinero. "El número de empresas que vendieron al exterior cantidades superiores a los 50.000 euros fue de 452 (el 28,3% del total), reduciéndose un 2,2% respecto a las contabilizadas durante los ocho primeros meses del año pasado", destaca también la FADE.