La constitución de un grupo único de telecomunicaciones en el Norte de España con la integración de la asturiana Telecable y la vasca Euskaltel, que en 2015 se anexionó la gallega R, vuelve a reactivarse. Algunos informes financieros apuntan a este eventual movimiento como la opción lógica de crecimiento de ambos operadores regionales y como el movimiento pendiente de materializar en el intenso y raudo proceso de concentración que ha protagonizado el sector español de las telecomunicaciones en los últimos ejercicios.

Los contactos informales bien entre el grupo vasco y el asturiano o entre sus accionistas de referencia (Kutxabank, en el caso de Euskaltel, y el grupo británico Zegona por Telecable) se han retomado en las últimas fechas para explorar las disponibilidad de ambos grupos a plantear en su caso una eventual negociación, según publicó "Expansión". No obstante, portavoces oficiales de ambas operadores aseguraron que no existen negociaciones formales y que no ha habido "intercambio de documentos". Euskaltel añadió que sus órganos de dirección y administración no tomaron "decisión o acuerdo alguno" para iniciar conversaciones. Ambos operadores fueron cautelosos. Sus negativas se expresaron en tiempo presente y no de futuro.

Los tanteos entre Euskaltel y Telecable se remontan a al menos los primeros meses de 2015, cuando el grupo inversor estadounidense Carlyle, dueño hegemónico entonces de Telecable, puso en venta su participada asturiana. Euskaltel mostró interés y negoció la compra de Telecable en su afán por unir a las tres operadoras del Cantábrico, pero Carlyle se inclinó por la oferta más abultada de Zegona Communications, un vehículo inversor creado por ex directivos de Virgin Media. El 23 de julio de 2015, dos días antes de que se hiciera pública la venta de Telecable a Zegona, Euskaltel anunció la compra de la gallega R.

Desde entonces ha seguido barajándose una eventual unificación de las tres sociedades norteñas, que constituyen caso únicos en España de gran implantación territorial de operadores regionales. Las tres son cableras, tienen modelos de negocio análogos (son proveedores de televisión, telefonía fija y móvil, banda ancha y soluciones empresariales) y gozan de fuerte penetración en sus mercados naturales.

Euskaltel nunca ocultó su interés por unirse con la asturiana o adquirirla. El pasado 18 de diciembre, hace ahora un año, el primer ejecutivo de Euskaltel, interrogado por si daba definitivamente por perdida Telecable tras su adquisición por Zegona, dijo que ya habría tiempo de hablar de ello y que podía haber opciones en el verano de 2016.

En junio de 2016 Zegona intentó la compra de Yoigo para hacerse fuerte en España e impulsar a Telecable fuera de Asturias pero al final Yoigo, filial de la sueca Telia Sonera, fue adquirida por Mas Móvil, que se erigió así en el cuarto operador nacional. La unión de Yoigo y Mas Móvil enconó la reducción del número de operadores después de que con anterioridad Jazztel fuese adquirida por Orange, Ono por Vodafone y Canal + por Movistar.

Cantabria, objetivo

El revés de Yoigo favorece ahora la hipótesis de que pudieran retomarse las conversaciones entre Telecable y Euskaltel. Ambas compañías mantienen a su vez el interés compartido de extender sus operaciones a Cantabria, donde el Gobierno autonómico parece interesado en contar con un operador cercano.

La revelación de que podría haber contactos informales entre el grupo vasco y el asturiano para sondear expectativas de posibles entendimientos a corto o medio plazo impulsó ayer al alza la cotización de Euskatel en Bolsa, con un avance del 1,05%, hasta los 8,21 euros, aún lejos de los 11,72 euros a los que cotizó en noviembre de 2015. La depreciación sufrida por el valor dificulta un eventual entendimiento. Zegona pagó por Telecable 640 millones y Euskaltel, que es cuatro veces mayor en facturación y tiene implantación en País Vasco, Navarra y Galicia, valía ayer en Bolsa 1.246,65 millones, sólo dos veces más que el precio que hace año y medio pagó Zegona por la operadora asturiana.