La sanidad pública asturiana consume 80 gigavatios/ hora de electricidad al año. De modo que el gasto de luz de la red de hospitales, consultorios y resto de instalaciones equivale al de 20.000 familias, tantas como todas las de Siero, por ejemplo. La de los servicios sanitarios es de largo la mayor factura energética que paga la Administración del Principado, cuyo Servicio de Salud ha utilizado este año una fórmula de contratación de los suministros que por primera vez incluye la elaboración de auditorías integrales de todos los consumos para conseguir ahorros.

El Servicio de Salud venía gastando cada año unos 9 millones de euros entre electricidad y gas natural en sus más de 200 instalaciones. Recientemente, este contrato fue adjudicado a EDP por un precio de 14,4 millones para un período de dos años. El proceso de licitación ha permitido un ahorro del 20% respecto a las condiciones anteriores. Tal rebaja se explica principalmente por el descenso del precio de la energía en los mercados mayoristas.

Con independencia de ese ahorro, el proceso de licitación ha tenido una novedad pionera en las Administraciones públicas españolas: unir a las condiciones de la oferta requerida la realización de estudios y medidas para incrementar la eficiencia energética en hospitales, consultorios y resto de dependencias. Según explican fuentes de EDP, durante los dos próximos años se realizarán exámenes sobre el uso de la energía en 216 instalaciones sanitarias donde se utiliza electricidad y en 50 donde también se consume gas natural.

A partir de tales estudios, los técnicos propondrán una "estrategia de ahorro", una batería de medidas técnicas y hábitos de consumo para rebajar la factura. Se trata de aplicar a la Administración procedimientos y controles habituales ya en algunas empresas privadas. "Se tendrán en cuenta, entre otros factores, las energías utilizadas, los rendimientos de los equipamientos y las soluciones térmicas para la calefacción, la refrigeración y el agua caliente sanitaria", detalla EDP.

El contrato prevé también que los técnicos en eficiencia energética de la compañía formen a los responsables de las gerencias del Servicio de Salud para que, mediante herramientas informáticas, puedan "monitorizar y gestionar el consumo energético de las instalaciones en tiempo real". Esa especie de "gran hermano" energético permitirá a los gestores tener información de qué centros utilizan la energía de manera más eficiente y en cuáles se producen derroches.