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Los planes de la primera industria de la región

Arcelor espera superar este año su récord de producción en Asturias

La multinacional, que tiene pendiente una segunda ampliación en la acería de Avilés, produce casi al máximo de su capacidad tras las inversiones

Los talleres asturianos de Arcelor-Mittal en Asturias han iniciado el año funcionando casi al máximo de su capacidad, con una buena cartera de pedidos para este 2017 y con la perspectiva de batir el récord de producción de acero líquido tras haber terminado con éxito las obras de ampliación en muchas de sus instalaciones. El objetivo de la empresa es cerrar este ejercicio fabricando 4,8 millones de toneladas de acero en la región, una cantidad nunca alcanzada y que se aproxima mucho al máximo de la capacidad productiva que tras las últimas inversiones ha quedado establecida en el entorno de los cinco millones, medio millón más que antes de las obras.

El horizonte parece bastante despejado gracias a la mejoría de la demanda en Europa, que, aunque sin mucho ímpetu, está subiendo de forma sostenida, y a la recuperación de los precios de los productos siderúrgicos, tras las medidas de defensa comercial de la Unión Europea (UE). Son los aranceles para el acero chino comercializado por debajo del coste de producción. Aunque públicamente ha pedido en varias ocasiones que estos aranceles se endurezcan, la multinacional ha transmitido a los sindicatos que las medidas están comenzando a surtir bastante efecto.

El tren de carril, en Veriña (Gijón), es el único punto flaco. La fabricación de vías para el tren está bajo mínimos debido a la caída de la obra pública dentro de España, que ha recortado considerablemente la demanda. La instalación está funcionando al ralentí, aunque los sindicatos aseguran que se trata de algo meramente coyuntural y que volverá a coger brío en breve. Además, en este taller está pendiente de ejecutar una segunda fase de su ampliación, que se desarrollará a lo largo del verano, y que permitirá fabricar carriles de hasta 108 metros de largo (hasta ahora se hacen de 90).

Lo que ya le ha permitido dar un salto de calidad a la siderúrgica es la ampliación de la acería de Avilés (la llamada LD-III), donde se ha instalado un nuevo convertidor y una máquina de colada continua de molde vertical para tratar de llegar a nuevos mercados, hasta ahora inexplorados. La nueva instalación arrancó a mediados de diciembre y poco a poco ha ido poniéndose a tono. Incluso, los días de Navidad y el de Nochevieja estuvo funcionando a pleno pulmón, al igual que otros talleres como el tren de bandas en caliente (TBC), también de Avilés. "Parece que la empresa tenía prisa por arrancar y empezar a producir rápido", asegura un sindicalista.

La multinacional tiene aún pendiente de aprobación una segunda fase de ampliación de la acería avilesina, que le permitiría dar un salto todavía mayor en sus cifras de producción. Los trabajos consistirán, de recibir el visto bueno de la cúpula directiva, en el cambio de la otra máquina de colada continua, la que ahora no se ha tocado. Los sindicatos vienen reclamando desde hace meses a la compañía que dé un impulso a estos trabajos para reforzar la entrada en el negocio de las torres eólicas marinas (denominado "offshore"), que está experimentando un importante repunte. Los dos hornos altos de Gijón, que también han sido remozados, ya han vuelto a producir también al máximo de su capacidad.

Aunque durante el año pasado la acumulación de obras obligó a recortar ligeramente la producción de acero, sí que hubo algunos talleres que funcionaron a pleno gas. Fue el caso del tren de alambrón, que fabricó 600.000 toneladas, su máximo histórico, gracias a la alta demanda que sus productos tienen en el sector automovilístico. Es un mercado que está pisando el acelerador y que creció con fuerza en los últimos meses.

La vorágine de obras no ha acabado. Al mismo tiempo que la multinacional trata de batir en Asturias todos sus récords de producción, este año está previsto que comience la reconstrucción de las baterías de coque de Gijón._Antes la multinacional tiene que superar los últimos requisitos medioambientales. La idea es que puedan entrar en funcionamiento en el primer trimestre de 2019, al mismo tiempo que se apaguen las de Avilés, que la compañía ya ha anunciado que dejará morir. Los 90 hornos de coque que ahora se van a remozar llevan parados desde 2013. Otra de las inversiones previstas y pendiente es una mejora en la línea de decapado para incrementar su capacidad.

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