La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

SALVADOR ARAGÓN | Director de Innovación del IE Business School

"El avance del coche autónomo será muy rápido y puede acabar con 350.000 empleos"

"La oposición a la digitalización, como la de los luditas antaño, es ruidosa, pero no se le pueden poner puertas al campo"

Salvador Aragón. MIKI LÓPEZ

La digitalización del trabajo puede dejar en la cuneta oficios como el de taxista. Así lo sostiene Salvador Aragón (Logroño, 1971), ingeniero superior industrial y director general de innovación y profesor de Sistemas de la Información del IE Business School. El docente participó ayer en unas jornadas en Las Caldas (Oviedo) organizadas por la patronal asturiana FADE sobre cómo las empresas deben afrontar la digitalización que llega, que promete poner patas arriba muchos de los actuales modelos laborales.

-¿Cuáles son los retos de esta era digital?

-El reto no es tecnológico, sino mental y de cómo vamos a ser capaces de entender la transformación de los negocios y la sociedad. Tenemos que aprender a ver nuestra propia realidad de una forma un poquito distinta.

-¿Y cómo puede abordar esto una empresa?

-Hay que pensar en la digitalización en términos de horizontes, a corto, medio y largo plazo. Hay que imaginarse que lo digital es una especie de asteroide que puede hacer que nos pase como a los dinosaurios. Hay que ser capaces de generar asteroides para lanzárselos a la competencia. A esto le hemos puesto un nombre muy divertido, lo llamamos la gestión de la disrupción digital.

-¿Y ahora en qué momento estamos?

-Una vez que tenemos este marco hay que definir las cuatro leyes de la digitalización. La primera dice que todo lo que es susceptible de ser digitalizado va a ser digitalizado. La segunda es que todo aquello que pueda ser conectado lo va a ser. La tercera es que todo lo susceptible de ser analizado será analizado. Y la última, que puede ser muy dramática, y es que todo aquello que puede ser automatizado lo va a ser. Antes teníamos un coche para el que hacía falta un ser humano, pero en unos cuatro años ya no van a hacer falta conductores.

-¿Tan rápido será?

-Sí. En entornos urbanos va a ser muy rápido.

-¿Las empresas están por la labor de digitalizarse?

-No les queda otra. Hay una sensación de urgencia porque de repente tú tenías una tienda y ahora ves que te compran por internet. Lo que ocurre es que es complicado saber por dónde empezar. La mayoría de las empresas comienza por digitalizar la relación con el cliente, porque éste se digitaliza por sí solo. Todos tenemos teléfonos inteligentes, ordenadores... Yo a esto lo llamo el principio de Suárez, porque cuando comenzó la Transición Adolfo Suárez decía que ese proceso político consistía en hacer normal en la política lo que ya era normal en la calle. De cara a la digitalización es lo mismo.

-¿Todo esto puede hacer aumentar el desempleo?

-Depende. En el corto plazo tenemos déficit de personas para hacer la digitalización, y, por lo que me han comentado, es un problema que tienen también las empresas asturianas. En el medio plazo tendremos el impacto de las automatizaciones. Esto nos llevará a golpes sociales muy marcados. ¿Qué pasará con los taxistas? El coche autónomo en España puede llegar a suponer tener 350.000 empleos menos. Son desafíos que van a ir apareciendo.

-¿Hay más amenazas?

-Muchos de los trabajos que tienen que ver con atención al cliente. Los "call centers" se están automatizando muy rápido. Hay una tecnología muy interesante que son los "chatbots", que son robots que chatean. Los usan los bancos. Tú puedes estar haciendo una consulta por Whatsapp con tu entidad y quien responde a tus dudas es una máquina.

-¿Y se abrirán nuevos nichos de mercado?

-Ahora las empresas están locas buscando perfiles de matemáticos porque los necesitan para las analíticas y el "big data". Es un oficio que hace diez años nadie habría apostado por que tendría una demanda laboral muy alta, pero ahora nos los rifamos. Están apareciendo empleos alrededor de cómo se digitalizan, comunican o automatizan las cosas impensables hace dos años.

-Hay países como Finlandia que ya estudian poner una renta básica universal por si no hay trabajo para todos.

-Hay escenarios apocalípticos, que son un poco exagerados. En determinados ámbitos nos vamos a tener que plantear acuerdos sociales para aquellos perfiles que no podamos reconvertir.

-UGT propuso que los robots coticen.

-Es algo lógico. En el caso de los taxistas, en el momento en que entren los coches autónomos lo lógico sería que lo que cotice sea el taxi y no el conductor, que no hará falta.

-También se está fraguando un rechazo a estos avances.

-La oposición frontal a los modelos que va a traer la digitalización ya la hemos vivido antes. Por ejemplo, en la Revolución Industrial había un grupo que eran los luditas que quemaban los telares porque decían que les iban a quitar el trabajo; ahora hay neoluditas digitales. Es una oposición muy ruidosa, pero no se le pueden poner puertas al campo. La digitalización nos va a obligar a que cada uno de nosotros lleguemos a determinados tipos de acuerdos.

-¿Como cuáles?

-Por ejemplo, si yo quiero un mejor servicio en algo pero para eso se va a usar información sobre mí o que se va a inferir de mí. ¿Estoy de acuerdo con eso o no? Una tecnología que ya se usa consiste en que cuando alguien entra en un centro comercial hay una cámara que es capaz de saber si tiene ganas o no de comprar; si es que sí, luego se distribuye la foto entre las tiendas para ser atendido mejor. Para permitir eso habrá que firmar acuerdos individuales.

Compartir el artículo

stats