La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Análisis

Recuperación vulnerable

Xosé Nel Navarro representando a Illán de Tazones, ayer, en Oviedo

La economía española creció vigorosamente en 2016 (3,2% interanual), más que ninguna otra de las principales de la zona euro. El sobresaliente desempeño del sector turístico favoreció un resultado que, al contrario de lo ocurrido durante el ciclo de expansión previo a la crisis, no ha exacerbado desequilibrios como el tamaño de la deuda externa o la posición de competitividad del país. El Fondo Monetario Internacional (FMI) lo ha calificado como un crecimiento "fuerte" e "impresionante", más considerando que se produjo en un contexto de gran incertidumbre política doméstica (diez meses sin gobierno con plenas funciones).

Entre tales elogios, el FMI desliza que dos tercios del crecimiento español responden a factores ajenos al país: el bajo precio del petróleo, los ínfimos tipos de interés o la depreciación del euro. Considerando además que el Fondo tiende a ser generoso al estimar los efectos de las "reformas estructurales" que preconiza (como la devaluación salarial y los recortes acontecidos en España), cabe concluir que el resultado del PIB español se explica mucho más por el empuje de aquellos "vientos de cola" de origen externo que por las políticas nacionales.

En todo caso, los hogares y las empresas han iniciado por tanto el nuevo año en mejor posición de renta y de competitividad, respectivamente, que el anterior, si bien las tensiones geopolíticas (Trump, Brexit...) y el agotamiento de algunos factores externos favorables hacen presagiar un 2017 más incierto y difícil.

Ante el nuevo escenario, los expertos miran hacia el que consideran principal (e histórico) punto vulnerable de la economía nacional: una deuda externa que en bruto (suma de los débitos del sector público y el privado con inversores extranjeros) ronda el 170% del PIB y que en términos netos (descontados los préstamos e inversiones en el exterior) equivale al 85%. Esa posición, extraordinariamente negativa aunque se haya contenido en los últimos años de superávits por cuenta corriente, nos expone de forma severa al riesgo de subidas de tipos de interés o a los cambios de humor en los mercados de capitales, y limita el crecimiento en la medida en que drena hacia el exterior recursos que de otro modo podrían transformarse dentro de España en consumo e inversión. Es la herencia de una era anterior de crecimiento basado en un colosal endeudamiento privado y, en otra parte, el resultado de un legado más reciente: la escalada de la deuda pública que la austeridad trajo a la Europa del Sur.

Compartir el artículo

stats