La Comisión Europea constató ayer el progreso "robusto" de la economía española pero alertó de la profunda vulnerabilidad del país a causa del paro (el segundo mayor de la UE y la OCDE) y los elevados endeudamientos público y privado, sumados al excesivo endeudamiento externo, todo lo cual constituye, según Bruselas, un riesgo que puede volver a dañar no sólo a España sino al conjunto del área.

Las autoridades europeas avalan la reforma laboral, pero al tiempo que la alaban, critican sus efectos, dado que consideran una secuela indeseable la elevada temporalidad del empleo en España (una de las más altas de Europa), que Bruselas vincula con un grave inconveniente para mejorar la productividad nacional. A su vez, la UE constata el fracaso de la reforma para convertir empleo eventual en estable y avisa del acusado riesgo de pobreza de los trabajadores: están en peligro de ello el 22,6 % de los hijos de los asalariados, la mayor tasa de la UE.

La Comisión ve capacidad de crecimiento pero riesgo de ralentización si se encarece el petróleo y se reduce el turismo y la demanda interna, y detecta dificultades para reducir la deuda pública a causa de los déficits, aún altos, por lo que reclama subir el IVA e impuestos ambientales.