Eurostat (la oficina estadística europea) sitúa a España como el quinto país (excluidos los excomunistas) con menor gasto público en relación a su riqueza. Sólo gastan menos Irlanda, Chipre, Luxemburgo y Reino Unido. Y esto pese a que el gasto público se disparó desde 2008 como consecuencia de los 30.000 millones anuales de cobertura de desempleo (España el segundo país con más paro) y los 35.000 anuales por los intereses de la deuda pública, que se agigantó tras haber sufrido el mayor desplome recaudatorio de la OCDE y sumar más de 40.000 millones de rescate bancario.
Como consecuencia de las abundantes desgravaciones, exenciones y bonificaciones del sistema tributario español, de los tipos impositivos y de un fraude y economía sumergida muy elevados España es el quinto país de los 28 que menos recauda en relación al PIB, sólo por delante de Letonia, Lituania, Rumanía e Irlanda. En las últimas décadas, la recaudación impositiva española ha sido entre 6,3 y 8,4 puntos de PIB inferior al promedio de la Eurozona. Si España recaudase lo mismo que la media de sus socios del euro, el país habría tenido el año pasado un superávit de 40.000 millones.
De las 15 mayores economías de la UE, España es, según Fedea, la tercera que menos recauda por IRPF, la cuarta que menos grava el factor trabajo, la sexta que menos ingresa por Sociedades, la tercera que menos obtiene del IVA, la sexta que menor tributación logra con los impuestos especiales y la que menos recauda por precios públicos.
