La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

ANÁLISIS

El oro de Berlín

Alemania acelera la repatriación de sus reservas del metal precioso

El oro de Berlín

El oro funciona en los mercados financieros como el chivato que se ilumina en el coche parar avisar de que algo no funciona. Así que algo va mal, o más bien se han acrecentado los riesgos de que así sea, cuando la cotización del oro ha iniciado el año con una subida cercana al 10%, superior a la acumulada durante todo 2016. Ese metal precioso es un "valor refugio" al que se dirigen los inversores cuando, por ejemplo, se deprecia el dólar (algo que no está ocurriendo ahora), cuando aumentan las expectativas de inflación (algo que sí está pasando) y cuando crecen la incertidumbre, la desconfianza y la volatilidad (lo que también está pasando ahora por razones geopolíticas y económicas).

Otro indicador aurífero: la velocidad a la que se mueve el oro de Berlín. El banco central alemán (Bundesbank) trazó en 2013 un plan para repatriar parte de las reservas del metal precioso que Alemania tiene guardadas en las bóvedas de la Reserva Federal de EE UU y del Banco de Francia. Desde los tiempos de la "Guerra fría" y por razones de seguridad (el temor a una invasión soviética), la entonces República Federal de Alemania llegó a tener fuera del país y bajo custodia de bancos centrales extranjeros más del 80% de sus colosales acopios de oro, los segundos mayores del planeta (3.381 toneladas, valoradas en más de 120.000 millones de euros), por detrás de los estadounidenses (4.500 toneladas), y propios de un país caracterizado por su posición acreedora respecto al resto del mundo. Ese plan inicial de Berlín para repatriar oro tenía como objetivo que en 2020 la mitad de las reservas estuvieran en Alemania (frente al 33% de 2013) y se centraba en el traslado de una parte relevante de las cantidades almacenadas en EE UU y Reino Unido.

El Bundesbank ha confirmado ahora que ese programa se ha adelantado hasta el punto de que los traslados se completarán en 2017, tres años antes de lo previsto. Tal celeridad ha puesto a funcionar la máquina de las conjeturas de economistas y periodistas. Se ha escrito que Alemania actúa preventivamente ante las nuevas amenazas que se ciernen sobre el euro y sobre la economía global y ante la eventual necesidad de respaldar con oro un hipotético retorno al marco. Parece de sentido común: cualquiera en el papel de Berlín procuraría no exponerse a que la mayor parte de la fortuna en oro de los alemanes quedara bajo custodia de una Francia liderada por la antieuropeísta Marine Le Pen o tan cerca como ahora del inquietante Trump.

Compartir el artículo

stats