Arcelor desveló ayer parte de los detalles de su oferta para comprar la factoría de Tarento, en el sur de Italia, y en ellos queda claro que la multinacional apuesta fuerte por el que está considerado el mayor complejo siderúrgico de Europa. El grupo mantiene reserva sobre el precio que está dispuesto a pagar, pero desveló su propuesta inversora e industrial: obras por valor de 2.300 millones de euros y situar la producción en 9,5 millones de toneladas de acero, el doble de las que se fabrican en Asturias.

La compañía propiedad de la familia Mittal libra un pulso por el control de la fábrica de Tarento en el que tiene rival al fabricante indio Jindal Steel. La siderúrgica italiana está intervenida por el Gobierno por sus graves problemas medioambientales y su futuro depende de que se ejecuten fuertes inversiones para reducir la contaminación.

El plan inversor que ofrece Mittal incluye 1.100 millones "para alcanzar un rendimiento medioambiental óptimo" y 1.200 millones más en mejora de la capacidad productiva, con intervenciones en los hornos altos y en los talleres de acabado. Arcelor plantea elevar la producción de los hornos, ahora limitada por el impacto ambiental, a 6 millones de toneladas en 2018 y situarla en 8 millones a más largo plazo. Aguas abajo, la actividad se reforzaría con hasta dos millones de toneladas más de productos acabados a partir de acero primario procedente de otras plantas de Arcelor. La oferta incluye asimismo la creación de un centro de I+D en Tarento.

Del alcance las inversiones puede dar cuenta el hecho de que el paquete de obras hasta ahora confirmado para Asturias en el período 2017-2019 asciende a 300 millones, algo menos de la octava parte de las ofrecidas en Italia.

Arcelor mueve ficha con Tarento para hacerse, entre otros negocios, con el suministro de acero a la potente industria automovilística italiana. ¿Qué impacto podría tener esa operación en el resto de plantas y particularmente en las de Asturias? Dependerá en buena medida de si las autoridades europeas de la competencia exigen que Arcelor, con una posición ya de predominio en el mercado continental, realice desiversiones y se deshaga de otros centros productivos.