La inflación interanual se situó en marzo en Asturias en el 2,3%, moderándose desde el nivel alcanzado en febrero (3,1%) porque la variación de los precios energéticos (la luz y los combustibles) fue menos intensa que entonces. En el capítulo de la cesta de la compra, el índice que mide la evolución de los alimentos está un 1% más alto que hace un año, resultado que se explica principalmente por el encarecimiento de la fruta, las hortalizas, las patatas y las legumbres.

Conforme a la información que ayer divulgó el Instituto Nacional de Estadística (INE), puede decirse que los productos de la huerta presionan al alza el IPC asturiano. Las legumbres y hortalizas frescas están de media el 7,5% más caras que a estas alturas de 2016 y las patatas cuestan el 5% más. Y la fruta fresca ha subido el 8,9%. Generalmente los precios de estos productos están condicionados por las variaciones en las cosechas dentro y fuera de España. Cuando por ejemplo el frío cercena las producciones centroeuropeas, aumenta la demanda para la exportación y se encarecen los productos en el mercado doméstico.

En el caso de otros alimentos se mantiene la moderación. Bajan ligeramente los precios de la leche y de la mayoría de las carnes. La subida del pescado es asimismo contenida e inferior a la inflación general (1,7%). Y el aceite prolonga el descenso iniciado en la segunda mitad de 2016, después de dos años con incrementos que llegaron a superar el 20%.

La tasa general de inflación se ha situado en Asturias en línea con la media nacional (2,3%). La subida interanual de los precios se suavizó en todas las comunidades autónomas por el hecho de que los encarecimientos de la luz y de la gasolina habían sido mayores en febrero. Ahora bien, el epígrafe correspondiente al transporte personal, que se refiere a los gastos cotidianos del coche, refleja en Asturias una subida del 7% respecto a marzo de 2016, y el precio medio de la electricidad y la calefacción para los hogares está el 9,6% más cara.