El debate sobre el impuesto de sucesiones en Asturias se trasladó ayer a la Universidad de Oviedo. Carlos Monasterio, catedrático de Hacienda Pública y representante del Principado en el grupo de trabajo sobre la reforma del sistema de financiación autonómica, y Diego Barceló, economista y miembro del Club de los Viernes, confrontaron posturas sobre el polémico tributo en la Facultad de Economía. Ambos coincidieron en la necesidad de introducir cambios, aunque discreparon sobre el calado.

Para Barceló "la presión tributaria en Asturias es asfixiante" y urge eliminar el impuesto de sucesiones porque "contribuye al deterioro y al retraso de Asturias". Para Monasterio basta con "actualizarlo". Por ello esbozó una propuesta de reforma que incluye una elevación del mínimo exento a nivel estatal a la franja de los 500.000 euros -para que casi todas las viviendas que dejan padres a hijos queden libres- y mayores facilidades de pago del tributo cuando más del 75% de la herencia lo constituya un activo ilíquido, como es el caso de una casa. También planteó el catedrático la necesidad de debatir si el impuesto debe volver a ser estatal para que sea más redistributivo. "Si se decide que esté en manos de las comunidades autónomas lo que debería es fijarse a nivel estatal una banda de tipos" señaló Monasterio como medida para evitar las actuales desigualdades entre regiones. Apuntó que esa recomendación ya se incluyó en el "informe Lagares", que establecía la fijación de "tarifas moderadas y progresivas" y planteaba debatir la eliminación de los coeficientes multiplicadores en función del patrimonio previo.

El debate fue organizado por la Asamblea Abierta de Estudiantes de la Facultad de Economía en vísperas de la manifestación contra el impuesto convocada para hoy de Oviedo. La protesta se realiza a pesar de que el Principado reformó este año el tributo, con una elevación del mínimo exento de 150.000 a 200.000 euros y la eliminación del error de salto, y que está tramitando una segunda reforma para elevar el mínimo exento hasta 300.000 euros y establecer más reducciones en la transmisión de empresas.

Diego Barceló argumentó que los países ricos lo son porque han sido capaces de acumular capital y que ello se consigue a través de la inversión. "Lo que posibilita la inversión es el ahorro propio o el de los demás y entre los motivos que hay para ahorrar está el deseo de los padres de que sus hijos alcancen una condición mejor. Por eso el impuesto de sucesiones es enemigo del progreso, porque socava el ahorro, y con ello también la inversión y la acumulación de capital", afirmo Barceló, que añadió que "al final el más perjudicado es el pobre, porque a él se le niega la posibilidad de tener un empleo". El economista, miembro del liberal Club de los Viernes, señaló que "el sadismo fiscal" en Asturias es una de las causas de que la región esté en la cola del crecimiento en España y de que pierda población. Por ello abogó por eliminar el impuesto de sucesiones y compensar esa merma de recaudación con un mayor control del gasto público y la eliminación de "cargas" como la RTPA o el Consejo Económico y Social. "El Gobierno socialista del Principado sospecha de las personas que acumulan capital y les hace pagar", afirmó el economista, que añadió que "cuando Asturias es la comunidad con mayor proporción de renuncias a heredar es que algo pasa".

Carlos Monasterio pidió que el debate del tributo a las herencias no se aborde desde el "forofismo" porque, ironizó, " tengo miedo que por culpa del impuesto de sucesiones hasta baje el Sporting de Gijón". El catedrático destacó la necesidad de establecer diferenciaciones en el trato a las rentas ganadas y no ganadas y apuntó que el impuesto ayuda a reducir la concentración de la riqueza. No obstante señaló que su capacidad recaudatoria "es poquísima en comparación con otros impuestos" y señaló que en muchos casos se están utilizando las rebajas "para hacer política y demagogia". "Me cuesta pensar que Asturias se vaya a despoblar por el impuesto de sucesiones", afirmó después de destacar que el aumento de las renuncias a heredar en el Principado -1.635 el pasado año- están vinculadas "como ha apuntado el Colegio de Notarios" con la burbuja inmobiliaria y no con el peso del impuesto. "El tributo de sucesiones se podría suprimir, pero de algún lado habría que sacar los 2.500 millones que se recaudan al año en España y a mí el déficit me preocupa".

Barceló admitió que "el impuesto de sucesiones no es el único problema de Asturias, pero es parte del problema" y afirmó "que los países donde hay una mayor libertad económica hay mayor prosperidad". Destacó que cuando una persona hereda un piso "tiene que pagar Sucesiones y si se muere su hijo vuelve a pagar y eso no tiene sentido porque además con el aumento de patrimonio va pagar también el IBI, más IRPF... ¿qué necesidad hay por tanto en recargar con Sucesiones? En gran medida es un impuesto que se basa en el resentimiento y la envidia". Monasterio replicó que hablar de doble imposición es "ridículo". "En mi nómina hay cotizaciones sociales e impuesto de la renta, cuando me despierto y enciendo la luz pago IVA e impuesto especial de la electricidad y cuando cojo el coche y pongo gasolina pago IVA e impuesto de hidrocarburos... el impuesto único es una quimera".