El Gobierno aprobó ayer relajar las duras condiciones que se habían impuesto a las fundaciones bancarias (antiguas cajas de ahorros) que controlen bancos. Esto se interpreta como otra concesión del Gobierno del PP al PNV tras las del cupo, la "Y" vasca y las tarifas eléctricas a la industria como compensación a los nacionalistas vascos por su apoyo presupuestario al ejecutivo de Rajoy.

Para forzar a las antiguas cajas a ceder más del 50% del capital de sus bancos a otros inversores, la norma aprobada por el Gobierno del PP en diciembre de 2013 (le ley de Cajas de Ahorros y Fundaciones Bancarias) exigió a estas entidades dotar, en caso contrario, un fondo de reserva en el plazo de cinco años (ampliables en otros dos, previa autorización del Banco de España) con el 50% de los dividendos que obtuvieran de sus bancos. Ahora el plazo, que empezó a contar en junio de 2015, se ha ampliado a ocho años, prorrogables en uno más. Y la dotación económica exigida del fondo se rebaja al 30% del dividendo.

Esta relajación de las exigencias económicas del fondo de reserva y la ampliación del periodo de cumplimiento de la norma hasta 2024 beneficia al vasco Kutxabank, único banco de cajas que descartó salir a Bolsa y renunció a dar entrada a capital privado. Kutxabank está participado por las fundaciones bancarias en las que se tuvieron que reconvertir las tres cajas vascas (BBK, Kutxa y Vital), al igual que ocurrió con el resto de las pocas cajas supervivientes.

De las 45 cajas existentes hasta 2010, hoy perviven seis bancos participados por fundaciones bancarias: Caixa Bank, Liberbank, Unicaja Banco, Ibercaja Banco, Kutxabank y BMN. Caixa Bank y Liberbank ya cotizan en Bolsa. BMN está estatalizado y en proceso de venta a Bankia. Unicaja e Ibercaja ya aprobaron salir a Bolsa, aunque el primero es el que tiene más adelantado el proceso. Salvo que éstos se replanteen su decisión a la vista de las condiciones más livianas aprobadas ayer, la reforma de la norma sólo beneficia al banco vasco Kutxabank.