La presidenta del Banco Santander, Ana Botín, ha acometido su primera gran operación bancaria, y ha engrandecido el legado que le dejó su padre, Emilio Botín, con la compra del Banco Popular, por el que ha pagado un solo euro. Una operación con la que Botín ha situado de nuevo al Banco Santander como líder del mercado español.

Su padre ya logró unificar en torno al Banco Santander a cuatro de los siete grandes bancos españoles de la década de 1980; el propio Santander, el Banco Central, el Banco Hispano Americano y el Banco Español de Crédito. Sólo se le escaparon el Bilbao y el Vizcaya, ahora unidos en el BBVA.

Ahora, Botín consigue una pieza más del puzzle: el Banco Popular, que tras varias semanas de angustia bursátil, ha sido considerado por Europa una entidad inviable, y vendido tras un proceso de resolución, al Banco Santander.

Para llevar a cabo la operación, Santander hará una ampliación de capital de 7.000 millones de euros, la segunda macroampliación de la era de Ana Botín. En concreto, en enero de 2015, meses después de su llegada a la presidencia del banco, Botín anunció por sorpresa, una macroampliación de capital por 7.500 millones de euros, con la que preveía mejorar la ratio de capital por encima del 10 %. Además, la operación permitiría al banco aprovechar oportunidades de crecer pero de forma orgánica.

Ana Patricia Botín-Sanz de Sautuola y O'Shea se convirtió el 10 de septiembre de 2014, tras el repentino fallecimiento de su padre, en la nueva presidenta del Banco Santander, la entidad financiera más importante de España y de la zona del euro, y una de las principales de América Latina. Botín relevaba así a su padre después de haber estado preparándose para ello durante casi toda su vida, sobre todo en los últimos años, ya que desde 2010 ocupaba el cargo de consejera delegada del Santander UK, la filial británica de la entidad.