Al inversor en Bolsa le mueven dos instintos tan básicos como primitivos: el miedo y la avaricia. La solución para evitar es caer en el pánico o para romper el saco, como dice el refrán, es tener un método y aplicarlo. Ésa es una de las primeras lecciones que en sus clases suele dar Juan Ramón González, experto inversor bursátil con experiencia en empresas del sector, que acaba de poner en marcha en Las Caldas (Oviedo) un curso de formación dirigido a personas que tienen poca o ninguna idea de cómo adentrarse en este mundillo. "Falta mucha cultura financiera, es una formación que no se valora mucho", asegura.

Su idea, que puso en marcha hace unas semanas, es la de ofrecer formación de análisis técnico en Bolsa, pero combinado con el relax que ofrece un entorno como el Balneario de las Caldas, donde organiza ahora sus cursos. "Este mundo se asocia a los nervios, pero yo busqué todo lo contrario, quería ligar los mercados al relax y a la calma", asegura. El objetivo final, además de formar a neófitos en la Bolsa, es conseguir convertir en Asturias en un referente de la formación bursátil y atraer a ponentes y expertos en el tema.

Pero estos cursos no han surgido de forma espontánea. González lleva tiempo haciéndolo, pero de forma volátil y cambiando constantemente de escenario. "Es algo que llevo haciendo por los bares de Oviedo muchos años, porque es un tipo de formación difícil de encontrar", asegura González. Reconoce, no obstante, que "la situación era un poco cómica: yo quedaba con los interesados, buscábamos una mesa, sacaba el portátil y me ponía a explicarles cómo invertir". El único criterio era que el bar o restaurante tuviera cerca un aparcamiento para la gente que viniera de fuera.

Ahora ha dado un paso más y ha decidido profesionalizarse. Además de los cursos, que por el momento han comenzado con un nivel básico hasta tener una masa crítica de gente que les permita dar un salto de nivel, González también ha puesto en marcha lo que ha bautizado como los "jueves bursátiles" (que siempre son el primer y el tercer jueves de cada mes). Se trata de unas reuniones informales, y gratuitas, para comentar algún aspecto relevante de los mercados. Una de las primeras lecciones fue por qué hay que salir de una acción "cuando está como un tiro para arriba", recuerda. Y para completar el círculo formativo, ha creado una comunidad en Facebook para compartir experiencias entre estos nuevos inversores. "La idea es enriquecernos entre todos y aprender de nuestros errores", destaca.

Por el momento, su público objetivo son personas que quieren tener la Bolsa como una actividad complementaria a su trabajo o que simplemente sienten curiosidad por ese mundillo. "En algunos casos es mejor venir a las clases sin saber nada, porque llegas sin vicios adquiridos", asegura. Aun así, señala que en líneas generales asegura que la formación bursátil de la población es bastante escasa.

González, que es también profesor de Análisis Técnico del curso de la Universidad de Oviedo de experto en Bolsa y mercados de capitales, recuerda para ilustrar la poca cultura bursátil de la gente el caso de un conocido suyo que, guiándose de la prensa, siempre compraba aquellos valores que "o estaban en mínimos o a un paso de ese suelo". Generalmente, si los mercados estaban en uno de sus ciclos bajistas aquella estrategia era sinónimo de desastre, y podía acabar en naufragio.

El docente tiene una amplia experiencia en la Bolsa, trabajó durante unos años en una oficina bursátil de Gijón, y su afición ya le viene de pequeño. "Me acuerdo de estar de guaje en una sala de Bolsa que antiguamente había en la calle Fruela de Oviedo rodeado de paisanos sin quitarle ojo a las pantallas donde se veía la evolución de las acciones", señala. Ahora todo aquello se esfumó y ya se puede operar con la simple ayuda de un móvil.

El tipo de inversión que González practica se denomina "swing trading". Se trata de una técnica importada de Estados Unidos y que consiste en hacer operaciones y permanecer con la inversión en periodos cortos, de entre dos y diez días. No obstante, asegura que "para invertir, primero hay que conocerse a uno mismo y comprobar en qué sistema te sientes cómodo". Pero siempre procurando que la avaricia no rompa el saco.