El plan de productividad que, taller a taller, Arcelor-Mittal va desgranando está levantando ampollas entre la plantilla asturiana. Los trabajadores de los hornos altos de Gijón han convocado una huelga indefinida para los fines de semana, a partir del próximo día 1 de julio, después de que la multinacional planteara a los sindicatos la necesidad de reducir 16 puestos en esta instalación de Veriña mediante prejubilaciones. Tras conocer estos planes, los trabajadores pusieron el grito en el cielo. Sostienen que, al contrario de lo que alega la compañía, se necesitan refuerzos de plantilla para sacar adelante la carga de trabajo. "No hay razones que justifiquen el recorte; no se van a realizar inversiones que puedan acarrear esa pérdida de empleos", reconocía ayer un sindicalista.
Pero no es el único tijeretazo que la siderúrgica ha puesto sobre la mesa. La dirección también ha planteado la amortización de 37 empleos en las tareas de mantenimiento de las llamadas instalaciones acabadoras, como la planta de galvanizado, el tándem o el taller de cilindros, donde ya se han amortizado 14 puestos, por ejemplo. Con una reestructuración así, la plantilla de mantenimiento quedaría debajo de los doscientos trabajadores. Las centrales sindicales consideran que un ajuste de esa magnitud está injustificado y temen que la multinacional pretenda externalizar parte del servicio.
Los sindicatos han rechazado ambos ajustes y ya han avisado a la compañía que no van a firmar un recorte tan elevado.
Hay más talleres en los que el plan de productividad está generando conflictividad laboral. Ambas partes están en negociaciones, con el Servicio Asturiano de Solución Extrajudicial de Conflictos (Sasec) como mediador, por algunas discrepancias en el escalafón de la plantilla del tren de chapa de Gijón. Y también está habiendo problemas en cilindros.
