El máximo responsable de Arcelor-Mittal en España, el asturiano José Manuel Arias, teme que las políticas proteccionistas de Estados Unidos frente a las importaciones de acero puedan afectar a los flujos comerciales a nivel global y llegar a Europa "por lo que es probable que la situación del mercado cambie en un futuro próximo" y acabe afectado a las plantas de la compañía en Asturias.

Arias señaló que "sigue siendo capital la defensa de la industria siderúrgica frente a las importaciones abusivas de acero que pueden resquebrajar el sistema de bienestar en el que tantos recursos económicos, de tiempo y humanos hemos venido depositando". Apuntó que el mercado "empieza a mostrar una situación más favorable", pero las importaciones de acero en Europa "siguen siendo altas, si bien el origen está cambiando en parte debido a las medidas antidumping adoptadas por la UE". Señaló que las importanciones de acero chino han disminuido, pero se están registrando incrementos de otros países puente como Turquía y a ello se añaden los afectos de la política proteccionista de EE UU.

Arias realizó ese análisis dentro del informe de sostenibilidad de Arcelor-Mittal España 2016, que fue ayer publicado. En el informe se destaca que la compañía invirtió el pasado año en el país 128 millones de euros (la mayoría en Asturias) para mejorar la competitividad de sus plantas, lo que representa un 21,8% más que en el ejercicio precedente. Esa inversión se llevó a cabo en un contexto en el que la demanda de acero en Europa se situó aún en cotas un 25% inferiores a las registradas antes de la crisis.

Arcelor señala que en 2016 acometió una remodelación "que sentará las bases del futuro de la compañía en España", enfocada hacia los productos de alto valor añadido y a la mejora de la competitividad del proceso siderúrgico mediante el aumento de la fiabilidad y la productividad de sus instalaciones. Así, subraya que un diálogo social "sincero, transparente y responsable" por parte de los representantes sindicales y de la empresa ha permitido mantener la competitividad y sostenibilidad del negocio en España, "evitando al mismo tiempo la adopción de medidas traumáticas desde el punto de vista social". No obstante, con el cierre de instalaciones (Zumárraga) y venta (Zaragoza) la plantilla ha caído de 9.390 trabajadores en en 2015 a 8.720 en 2016.

En 2016, la compañía invirtió 3,4 millones en I+D+i y 12 millones para minimizar el impacto ambiental de sus actividades. La huella de carbono del grupo se redujo un 17% respecto al año anterior, hasta los 9,9 millones de toneladas de CO2.