La riqueza financiera neta de las familias españolas y las instituciones sin ánimo de lucro aumentó el 8,5% al cierre de primer trimestre respecto a un año antes y se situó en algo más de 1,34 billones de euros, equivalentes al 119,5% del productor interior bruto (PIB) del país, según avanzó ayer el Banco de España.

La riqueza financiera neta (diferencia entre el valor de los activos que se poseen y las deudas) consuma así su cuarto año por encima del billón de euros (lo que no se había logrado desde 2006), aunque en relación al PIB se mantiene por debajo del nivel de marzo de 2015.

Esta mejora de la riqueza financiera (que es diferente al nivel de renta, aunque estén relacionadas) está causada por el doble efecto de la reducción que están haciendo las familias desde 2008 de las elevadas deudas contraídas durante el periodo de la doble "burbuja" crediticia e inmobiliaria (1998-2008) y de la revalorización de los activos (sobre todo, los bursátiles).

La deuda financiera de las familias llegó a ser de 964.968 millones en 2008 y ahora es de 713.058 millones. Por lo tanto, las familias sólo por esto son más ricas. A su vez, ha habido una recuperación del valor de activos desde los peores momentos de la crisis. El factor más decisivo actualmente en la apreciación de los activos es el incremento de las cotizaciones bursátiles, según dijo ayer el Banco de España.

En España las familias son el segundo colectivo inversor más importante por la tenencia de acciones cotizadas: controlan en torno al 25% del mercado. Pero de los 46,5 millones de españoles, sólo 9 millones (el 19% de la población) son dueños de acciones: 3,5 millones lo son de forma directa y el resto, a través de fondos de inversión. Esto explica que pueda mejorar la riqueza financiera de las familias mientras que, según la generalidad de los estudios, crece al mismo tiempo la desigualdad. La deuda privada total española (empresas y familias) suma aún 1,86 billones.