El Gobierno central enfría la expectativa de que la planta regasificadora de Gijón, acabada y sin uso desde hace casi un lustro, pueda entrar en funcionamiento a corto plazo. El ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, Álvaro Nadal, ha señalado, durante sus vacaciones en Asturias, que por el momento no existe un proyecto "serio y concreto" que permita abrir ya el complejo del puerto de El Musel.

"El primero que está dispuesto es el Ministerio, pero para eso necesitamos tener proyectos serios, bien concretados, que permitan poner en marcha esa instalación. En este momento no hay ningún proyecto concreto de esas características", señaló Nadal a RTVE. Sus palabras colisionan con la posición del Gobierno asturiano. El consejero de Empleo e Industria, Isaac Pola, ha comentado que espera para septiembre que el Ministerio de Nadal active el proceso para regularizar la situación legal de la planta, sin autorización administrativa después de que el Tribunal Supremo anulase la concedida inicialmente.

El criterio de Nadal también choca con los anuncios de Enagás. La compañía propietaria afirmó el pasado febrero que veía posible abrir la regasificadora dentro de este año con usos distintos a aquellos para los que fue concebida (la recepción de gas licuado, su regasificación e inyección en la red general para contribuir a la cobertura de la demanda nacional). La empresa apuesta por la alternativa de ofrecer la planta a los operadores gasistas como almacenamiento y también para el suministro de combustible a los buques que consumen gas natural. "Si estas tarifas generan actividad suficiente, evidentemente ayudaría mucho a plantear la reapertura de la regasificadora", comentó ayer Álvaro Nadal.

Pero el Ministro dio a entender que esa apertura no podrá ser inmediata y dejó claro que sólo se producirá si la actividad de El Musel no supone costes extra para el sistema gasista. "La prioridad número uno del Gobierno es que nadie pague más de lo que tiene que pagar por el gas; otra cosa no tendría sentido", dijo.

La planta de El Musel, incluida en la planificación energética nacional con el socialista José Luis Rodríguez Zapatero en el Gobierno, costó 382 millones de euros. En 2012, cuando la obra se acercaba a su fin, el Ejecutivo del PP decidió la "hibernación" de la regasificadora. Era entonces secretario de Estado de Energía Alberto Nadal, hermano del actual ministro. La "hibernación" supuso que la instalación no llegó a entrar en servicio, si bien Enagás recibe una retribución con cargo a la tarifa del gas (23,61 millones este año) para amortizar la inversión y cubrir los costes de mantenimiento. En 2016, los problemas de la regasificadora se agravaron al anular el Supremo la autorización administrativa.