Los bancos cerraron en Asturias entre marzo de 2016 y el mismo mes de este año 88 oficinas, según los últimos datos disponibles del Banco de España. Ese resultado pone de relieve que el sector financiero ha acelerado durante el último año los recortes de su red comercial y de su plantilla en la región, un proceso aún abierto y que responde a los programas de ahorro de costes para sujetar la rentabilidad de las entidades. Desde 2008, cuando Asturias alcanzó el máximo número de sucursales, la reducción de capacidad ha superado el 27%.

El proceso de expansión protagonizado sobre todo por las cajas de ahorros en la década anterior a la crisis elevó el número de oficinas a cerca de 980. Hasta la primavera del pasado año, el ajuste de capacidad había supuesto el cierre de 181 agencias, buena parte de ellas clausuradas en el contexto de la reestructuración y concentración de las cajas, cuyo número pasó de 45 a sólo 10, ocho de las cuales son bancos ahora. A partir de 2009 y hasta 2014, la dotación de sucursales de Asturias se redujo con el cierre de hasta 45 en un mismo año. Y desde fines de 2015 la espiral de cierres ha ganado velocidad.

Esta segunda acometida ha supuesto en la región el cierre de una media de siete oficinas bancarias al mes entre 2016 y 2017, como consecuencia de los recortes aprobados por la práctica totalidad de las entidades, incluidas las dos que tienen mayor red: Liberbank, que realizó la cirugía profunda (con cierres y también cambios de formato en otras oficinas para suprimir el servicio de caja atendido por personal y reforzar la labor comercial), y el Sabadell-Herrero, que ha suplido su repliegue de algunas zonas rurales con el funcionamiento alternativo de un "banco-bus" (oficina móvil instalada en un autocar que acude tres días a la semana a cuatro localidades donde se han cerrado últimamente sucursales).

Santander, BBVA, Caixabank o Popular también han acometido cierres. Y otros nuevos están en ciernes: la integración del Popular en el Santander, tras la intervención y resolución del primero el pasado 7 de junio, conllevará con seguridad reducciones de plantilla y de red comercial, auguran los sindicatos. En cambio, la absorción de Banco Mare Nostrum (BMN), sin presencia en Asturias, no tendrá impacto en la región.

La clausura de sucursales y los recortes de plantilla protagonizados por la banca en los dos últimos años están conectados con los problemas de rentabilidad del sector en un escenario prolongado de tipos de interés ultrabajos y de expansión sólo moderada del crédito. Ante la imposibilidad de obtener márgenes de intereses más altos en su operativa comercial, la banca ha tomado salidas como elevar las comisiones que cobra por servicios y productos, ingresos que aumentaron el 13% interanual para el conjunto de los ocho bancos principales en los últimos doce meses. La otra gran apuesta ha sido rebajar los costes, reduciendo oficinas y plantilla, en un momento también de grandes cambios tecnológicos, con la creciente digitalización de los servicios financieros.

Como consecuencia del ajuste en las redes comerciales, Asturias ha pasado de tener casi una oficina por cada millar de habitantes en 2008 a una ratio de 0,68 (dato de 2016), aún por encima de la media nacional (0,61). En el conjunto de España, el sector ha suprimido desde 2009 un tercio de sus oficinas y la cuarta parte de su plantilla, con la pérdida de 83.000 puestos de trabajo. En el último año, la banca ha perdido en torno a doscientos empleos en Asturias.