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La divergencia con España se acentúa: la economía regional ya pesa menos del 2%

Asturias mejora comparada consigo misma, pero cae al puesto 12.º en PIB por habitante, superada por Galicia y Valencia

La divergencia con España se acentúa: la economía regional ya pesa menos del 2%

Comparada consigo misma, la economía asturiana ha experimentado una transformación profunda y positiva durante los últimos 25 años. La región, donde el sector privado ha sustituido a la vieja industria pública como pilar del sistema productivo, es más competitiva y más rica en términos de producto interior bruto (PIB) y de renta familiar que entonces. Comparada con el conjunto de España, la economía asturiana se ha comportado de una manera sistemáticamente menos dinámica durante décadas. Ese patrón se reprodujo durante la crisis reciente y también en estos últimos años de recuperación. Un número que puede retratar esa divergencia es el siguiente: el peso de Asturias en el PIB nacional es ya inferior al 2%, algo inédito desde principios del siglo XX.

El informe "Estrategias para la Reindustrialización de Asturias" (ERA), de cuya elaboración se cumplen hora 25 años, exponía cómo el diferencial de Asturias con España venía de tres décadas atrás, prácticamente desde el final de la autarquía franquista y del inicio, a partir del llamado Plan de Estabilización de 1959, de un largo período de expansión de la economía nacional que coincidió con las primeras muestras de declive de la industria básica asturiana. Decadencia asociada al fin del aislamiento comercial de España que había protegido al carbón y a la mutación energética hacia el petróleo. En esa fase expansiva (1960-1976), Asturias creció a razón de una media anual del 6,4%, mientras el conjunto de España lo hacía al 7,1%. La modernización de la siderurgia, con la creación de Ensidesa, impulsó en aquel tiempo el crecimiento industrial, que mantuvo a Asturias entre las provincias más ricas. La crisis de los 70-80, en plena transición política, abrió definitivamente la brecha entre la región y el promedio nacional de dinamismo: Asturias avanzó al 0,6% anual entre 1975 y 1985, mientras España lo hizo al 1,8%. La tendencia continuó en la fase de expansión posterior y sobre todo a partir de 1986, con la entrada de España en la UE y la cirugía que se impuso durante la década siguiente en el campo y la industria de Asturias.

Los acontecimientos posteriores al "Informe ERA" no corrigieron esa tendencia. Entre 1995 y 2008, la fase expansiva que siguió a la penúltima crisis global, el PIB asturiano (en euros corrientes, sin descontar la inflación) más que se duplicó al crecer el 119%; el español lo hizo en ese mismo tiempo el 143%.

La Gran Recesión (2008-2013) acentuó el diferencial. Asturias perdió en términos relativos más PIB (-14% acumulado, frente al 8% español) y más empleo que España (-19% en la región, -16% en el país), y desde 2014 la recuperación ha sido también menos vigorosa. De modo que desde 2016, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la riqueza que genera Asturias en un año ha pasado de suponer el 2% del PIB nacional al 1,9%. El antecedente más cercano de algo así data de las primeras décadas del siglo XX, según datos recogidos en el "Informe ERA". Asturias llegó a aportar hacia 1950 el 3,6% del producto español.

La pérdida de peso relativo de la economía asturiana también queda al aire en un trabajo estadístico de Ángel de la Fuente, economista asturiano que preside la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) y que ha actualizado una series numéricas que permiten examinar la evolución del PIB real de las regiones en las tres últimas décadas. Los resultados señalan que el Principado ha sido el territorio que económicamente ha cedido más relevancia: la cuota que representaba su PIB en 2014 (2%) sobre el total nacional era el 24,5% inferior a la de 1980 (2,6%).

Los números de De la Fuente muestran hacia donde se ha dirigido principalmente el desarrollo desde el inicio de la etapa democrática. La región más favorecida ha sido Madrid. Su participación en el PIB español es la segunda en importancia por detrás de Cataluña, pero ese peso ha aumentado el 25,5% desde 1980, mientras que el de la economía catalana se ha contraído (-2,5%).

Los principales perdedores están en el Norte. Cantabria, Castilla y León, el País Vasco y Galicia también ceden más del 15%. Queda certificado que esa parte de España, la más envejecida, se condujo con menor dinamismo que otras y principalmente que Madrid, favorecida por la capitalidad y presumiblemente por las fuerzas centrípetas de la economía nacional.

Entre esos perdedores sobresalen dos regiones (Asturias y el País Vasco) de muy alto perfil industrial en los años 80 y que protagonizaron profundos procesos de ajuste y reconversión en sus aparatos productivos. Aunque el desenlace no ha sido igual para unos y otros: aun cediendo protagonismo en el PIB español, los vascos son los segundos del país en generación de riqueza por habitante (PIB per cápita), mientras que Asturias ha caído a la duodécima posición, sobrepasada en esta crisis por la Comunidad Valenciana (a la que había superado en 2007) y Galicia.

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