Medios patronales del sector turístico y el ministro de Economía, Luis de Guindos, aseguraron en las horas posteriores a la masacre terrorista del día 17 en Barcelona que ningún indicador apunta por ahora a la cancelación de reservas por visitantes internacionales por el temor a nuevos ataques. Algunos estudios indican que el patrón habitual de comportamiento en las ciudades y países que sufren graves atentados es una caída del flujo turístico en los seis meses inmediatos y una normalización gradual durante los doce siguientes. Pero esta pauta depende de que se trate de hechos aislados o de que las matanzas se repitan. Tras dos atentados en 2014 y 2015, los hoteles de París registraron una merma del 4,5% de sus clientes, según la Oficina de Turismo parisina.

Terrorismo y turismo. Además de la pérdida de vidas humanas, lesiones graves a los heridos y el impacto emocional colectivo, las acciones "yihadistas" en varias localidades catalanas (principal destino del turismo extranjero que llega a España) entraña una mala noticia para la economía española, que tiene en esta actividad uno de sus sectores más dinámicos por su contribución al PIB y al empleo. La semana pasada se confirmó que el PIB español aceleró una décima su crecimiento en el segundo trimestre, hasta el 0,9%, con lo que acumula un avance interanual del 3,1%.

El récord de visitantes extranjeros (en parte, por la llegada de turistas "prestados", que han huido de otros destinos conflictivos del Mediterráneo a causa del terrorismo y de otros motivos de inestabilidad) es uno de los factores externos (los llamados "vientos favorables") que impulsan el crecimiento español desde 2013. Las empresas integradas en el colectivo Exceltur cuantificaron el año pasado en 12 millones los turistas "cedidos" por otros destinos, el 16% de los visitantes que en 2016 eligieron España. Este flujo tiene impacto no menor en el saldo exterior por cuenta corriente, que está en superávit (lo que permite a España reducir su elevada deuda externa) pese a que la balanza comercial de bienes es deficitaria.

Euro. La depreciación del euro desde que el Banco Central Europeo (BCE) puso en marcha su ofensiva monetaria (otro de los factores que han contribuido al dinamismo español y a la recuperación europea) ya ha empezado a darse la vuelta, con una súbita apreciación del 15% en lo que va de año hasta situarse en 1,1931 dólares por euro, por encima de la previsión que hizo el Gobierno español en su escenario macroeconómico el pasado 23 de julio para el periodo 2017-2020. La remontada del euro encarece las exportaciones a terceros países, incluidos aquellos de la UE que no forman parte del sistema monetario. Pero también hace perder competitividad dentro de España y de la eurozona frente a las importaciones de países ajenos.

La apreciación del euro tiene dos ventajas para España: abarata la importación de petróleo y, en la medida en que la elevación del tipo de cambio es desinflacionaria, puede postergar los planes del BCE para emprender la normalización gradual de su política monetaria, que se presumía iba a anunciar en septiembre.

Política monetaria. A España, con una deuda pública récord (más de 1,138 billones de euros, por encima del 100% del PIB) y con unos débitos privados aún muy altos (más de 1,61 billones), la subida de tipos de interés y la reducción o supresión de la compra de bonos públicos y privados por el BCE supondrá un aumento de los gastos financieros de administraciones públicas, empresas y ciudadanos. El alto endeudamiento español es la causa de que la ofensiva monetaria del BCE haya beneficiado más a la economía española que a los países con mayor austeridad pública y privada.

En el caso de España los bajos tipos de interés están contribuyendo al fuerte dinamismo de la demanda interna, incluido el gasto de los hogares, que se está produciendo, no obstante, con una inquietante caída del ahorro. Funcas estima que los españoles consumieron en el primer trimestre por encima de sus posibilidades, lo que originó una necesidad de financiación de 15.000 millones.

Petróleo. El petróleo culminó la semana pasada en los 52,24 dólares por barril, que es el nivel medio de cotización del crudo de tipo "brent" sobre el que el Gobierno hizo sus estimaciones para este año. La cotización del crudo se mantiene así lejos de los 57 dólares de enero y de los 60 que pretende la OPEP pese a que el pacto de recorte productivo fue ampliado por este cártel y sus aliados hasta marzo. La OPEP dijo el jueves que está dispuesta a tomar más medidas para elevar el precio. España, con gran dependencia energética, se vio beneficiada por el abaratamiento del barril desde los 114 dólares de mediados de 2014.