Construcciones Navales del Norte (La Naval), la compañía propietaria del astillero de Sestao (Vizcaya), con origen en 1909, decidió ayer, en junta general extraordinaria de accionistas, solicitar el concurso de acreedores, una vez que el inversor asturiano residente en Miami y Colombia Manuel del Dago no garantizase la ampliación de capital que, por un importe de 42 millones, se consideraba perentoria para reflotar la empresa. Del Dago, que se había comprometido a suscribir el 80% de las nuevas acciones que precisaba emitir la sociedad (33,6 millones de euros), no acudió a la junta, según varios testimonios, pero sí estuvo presente un representante de la sociedad Naviera de Nervión, a través de la cual Del Dago controla en la actualidad el 10,5% de La Naval.

En medios laborales y entre personas cercanas al proceso no se descarta que Del Dago pueda intentar aún hacerse con la titularidad del astillero durante el proceso concursal.

Aunque La Naval, que estaba en situación de preconcurso voluntario, aún disponía de un mes (hasta el 7 de octubre) para buscar una fórmula de recapitalización alternativa, los socios mayoritarios de la compañía (uno de los cuales había anunciado que no acudiría a la ampliación y otro, que lo haría en un porcentaje muy pequeño) optaron por acogerse al proceso judicial a la vista de "la inviabilidad de las propuestas analizadas" para el saneamiento patrimonial del astillero y ante la "compleja situación financiera" que afronta. La dirección de la compañía naval vizcaína comunicó la decisión a los trabajadores y les transmitió su "compromiso de realizar todos los esfuerzos para mantener la actividad".

La empresa pasará a ser gestionada por el administrador concursal que designe el juez de lo mercantil que asuma el caso. "La situación es compleja", admitió ayer un dirigente sindical del sector. El presidente vasco, Íñigo Urkullu (PNV), había mostrado su extrañeza la víspera por la situación delicada de la empresa pese a que tiene carga de trabajo y pedidos.

La compañía arrastra el lastre de pérdidas acumuladas y los elevados costes financieros asociados a construcciones navales por un importe medio de 200 a 300 millones. En la actualidad tiene pendiente una deuda bancaria de 150 millones, además de otros débitos con proveedores. La Naval, con 230 trabajadores, y que ocupa a otros 500 de la industria auxiliar, está construyendo un buque cablero para el armador holandés Tideway, y que se prevé entregar a comienzos del año próximo; dos dragas para la naviera Van Oord, también de Holanda, y un "ferry" para Balearia, con sede en Denia.