Liberbank acometerá una ampliación de capital de 500 millones para reforzarse, acelerar el saneamiento de su balance con la venta de activos problemáticos y reducir sus vulnerabilidades ante los mercados, puestas de manifiesto tras la caída del Banco Popular, que situó a la entidad de raíz asturiana en el punto de mira de los especuladores. Tras meses de rumores acerca de una posible fusión de Liberbank con otra entidad, el núcleo accionarial ha trazado una estrategia que ratifica así la vocación del banco de continuar operando en solitario.

El anuncio de la ampliación de capital (aprobada por el consejo de administración y que será ratificada en junta de accionistas el próximo 9 de octubre) fue comunicado ayer a seis días de que, el próximo martes, 12 de septiembre, expire la prohibición de las posiciones cortas (apuestas a la baja de los inversores) en Liberbank. Ese escudo fue aprobado en junio por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ante el hostigamiento que sufrió la cotización de Liberbank al resultar contagiada por las turbulencia que generó la crisis del Banco Popular. Camino de esa fecha, el equipo directivo que pilota Manuel Menéndez ha trabajado durante el verano en una estrategia destinada a fortalecer la posición del banco. Tal estrategia está centrada en reducir de una manera más ágil de lo previsto en un principio la carga de activos improductivos (préstamos morosos e inmuebles adjudicados por impagos).

Ese es el propósito de la ampliación de capital, según expresó Liberbank en sus comunicaciones a la Bolsa después del cierre de la sesión. El banco prevé reducir los activos problemáticos de los 5.700 millones actuales a 1.700 millones en el horizonte de 2020 y situar la tasa de morosidad, ahora del 11,3%, en el 3,5% en 2019. Ese proceso, que comenzará con la venta de inmuebles y préstamos dudosos por valor de 800 millones de euros antes de finales de este año, conllevará minusvalías y precisará un aumento de las coberturas (capital que se reserva para cubrir pérdidas) al que se dedicará el dinero de la ampliación. Con ese plan, Liberbank prevé limpiar aceleradamente su balance, conservando un nivel de solvencia adecuado (11,6% de capital de máxima calidad) que podría ser superior si el Banco Central Europeo (BCE) autoriza a la entidad, como ha hecho con a otras, a realizar una reclasificación individualizada de sus riesgos.

El capital social de Liberbank es ahora de 835, 55 millones de euros, de forma que una ampliación de 500 millones equivale a un incremento del 60%. La operación cuenta de salida con el apoyo de todos los accionistas cualificados de Liberbank. El fondo británico Oceanwood, con el 12,6% del accionariado; el inversor mexicano, Ernesto Tinajero, que posee el 7,4%, y Corporación Masaveu, titular del 5,6%, han manifestado su intención de acudir a la ampliación ejecutando todos sus derechos de suscripción preferente. Las fundaciones bancarias de Cajastur (accionista principal), Caja Extremadura y Caja Cantabria se sumarán al aumento de capital mediante una "operación económicamente neutra". Significa que, ante la falta de otros fondos propios en cantidad suficiente, venderán parte de sus derechos para comprar otra parte. El resultado será que, si la ampliación tiene éxito, el peso de las antiguas cajas de ahorros en Liberbank se reducirá en una propoción que de momento no se ha precisado. La Fundación Cajastur controla actualmente el 29,7% del banco y el 44,8% junto con las otras dos fundaciones. Fuentes de la entidad auguraron que, al final del proceso y pese al citado efecto de dilución, el actual núcleo accionarial, liderado por la antigua Cajastur, retendrá su hegemonía.

Pero el compromiso de los accionistas actuales garantiza aproximadamente el 25% de los 500 millones de la ampliación. Para el resto (unos 375 millones), Liberbank tendrá que persuadir al mercado. El banco aspira a incorporar al capital a nuevos accionistas de peso, como ya hizo en 2014. A las puertas del aumento de capital que Liberbank lanzó entonces, Masaveu reforzó su posición en la entidad y entró en ella el mexicano Ernesto Tinajero.

El banco quiere seducir a los potenciales inversores con el compromiso de mejora de la remuneración de los accionistas. Considera que la ampliación de capital tendría un impacto positivo en la rentabilidad, de manera que el ROE (rentabilidad sobre recursos propios) se sitúe en el 8% en 2020. Antes, en 2018, Liberbank comenzará a pagar dividendo.

El acuerdo del consejo de administración de ir a una ampliación de capital es interpretado como una señal inequívoca de que Liberbank y sus accionistas de referencia apuestan por seguir operando en solitario y que no tienen fusiones sobre la mesa. Las especulaciones acerca de una posible integración en otra entidad subieron de volumen a raíz de la caída del Banco Popular y los ataques especulativos de junio. Algunos analistas señalaron últimamente que la operación podría interesar a Caixabank, por la posición territorial de Liberbank y la complementariedad de las redes comerciales de ambos grupos financieros.