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Las tendencias del crédito

Más de la mitad de las hipotecas que se contratan en Asturias son con tipo fijo

El Principado es la región con menos préstamos hipotecarios que dependen del euribor

Más de la mitad de las hipotecas que se contratan en Asturias son con tipo fijo

La contratación de hipotecas con tipo de interés fijo marca máximos en España y también en Asturias, la primera región donde la proporción de esta modalidad entre los nuevos préstamos es ya superior al 50%. La inclinación de la clientela a evitar el riesgo de subidas futuras del euribor, tasa de referencia de las hipotecas variables, y las estrategias comerciales de la banca para obtener mayores rentabilidades en un contexto financiero adverso para ello explican esos resultados. Buena parte de los asturianos que recurren a los bancos para comprar vivienda están optando así por pagar, al menos de momento, cuotas mayores a la vez que reducen su exposición a la tasa que durante más de una década marcó casi en exclusiva el precio de las hipotecas.

Según los informes que divulgan los registradores de la propiedad, en el primer semestre de este año, en el que se contrataron cerca de 3.000 hipotecas sobre viviendas en Asturias, el 53% lo fueron con interés fijo. Asturias fue en el período enero-marzo la primera comunidad, junto a Murcia, en superar el 50%, y en el siguiente trimestre se afianzó como la región con mayor contratación de este producto de crédito. Aunque comenzó antes, la tendencia a favor de las hipotecas fijas se aceleró después de fines de 2015, cuando en Asturias representaban menos del 8% de los nuevos préstamos. En los años precedentes, y singularmente durante la expansión de la burbuja inmobiliaria y del crédito, las hipotecas con precio estable eran residuales en el mercado: el 1,44% de los contratos en 2006.

¿Por qué aumentan de tal manera los préstamos fijos ahora? Ocurre cuando el euribor a un año lleva 19 meses en terreno negativo y 26 consecutivos abaratando las cuotas. Salen ganando los hogares endeudados y resulta penalizada la rentabilidad de los bancos. En un escenario de tipos oficiales extraordinariamente bajos (están a cero desde marzo de 2016) y sin posibilidad de contrarrestarlo expandiendo el crédito como hicieron antes de la crisis, las entidades lo tienen difícil para obtener márgenes de intereses atractivos (diferencia entre lo que pagan por captar dinero y lo que cobran por prestarlo).

La respuesta comercial ha sido una eclosión de ofertas de hipotecas fijas con intereses que llegan a ser inferiores al 3%. Al mismo tiempo, han sido frecuentes aumentos en los diferenciales que se aplican sobre el euribor en los préstamos variables, de forma que las distancias entre una y otra modalidad se estrechan. Según el Instituto Nacional de Estadística, la tasa media de las nuevas hipotecas fijas fue en junio del 3,18%, frente al 2,60 del interés inicial de las variables. Para un préstamo de 80.000 euros a 25 años, con esos precios la cuota fija es de 387 euros y la variable arranca en 363. Aunque la diferencia no parece mucha, cabe precisar que la hipoteca fija conlleva a menudo comisiones de apertura más altas e incluye una específica de riesgo de tipo de interés que encarece la amortización anticipada.

El empuje de las hipotecas fijas está asociado además a las negociaciones de los bancos con los clientes afectados por cláusulas suelo, a quienes han ofrecido con frecuencia cambiar sus préstamos variables por la modalidad estable. Al mismo tiempo también han emergido hipotecas híbridas que despiertan recelos entre las organizaciones de consumidores: el interés es fijo durante 10 o 15 años y al término de ese plazo se cambia por uno variable.

La expectativa de que el euribor suba a lo largo de la vida de la hipoteca y la oportunidad de acceder actualmente a precios fijos competitivos son los factores que, según fuentes del sector financiero, mueven a los clientes a optar ahora por la modalidad de cuota estable. Los analistas del mercado auguran que efectivamente el euribor repuntará y que volverá a terreno positivo quizá en 2018, aunque también prevén que, al igual que los tipos de interés oficiales, la tasa permanecerá en niveles bajos durante largo tiempo.

Hay un factor más que puede pesar en las decisiones de los prestatarios: está por concretar un cambio en el método de cálculo del euribor que afectará tanto a los nuevos contratos como a los que están en vigor. El Instituto Europeo de Mercados Monetarios tiene el encargo de elaborar un nuevo euribor basado en los precios de los préstamos que las entidades financieras se hacen unas a otras en el llamado mercado interbancario, porque el actual se fija con meras estimaciones de expertos. Sin embargo, ese nuevo euribor, cuyo impacto para los hipotecados es una incógnita, ha quedado aplazada al menos hasta fines de 2018 ante la imposibilidad de abordar la reforma en una situación como la actual, con tipos de interés negativos.

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