Felipe VI entró esta mañana en las tripas de La Malva, la central hidroeléctrica que, desde Somiedo, alimentó el crecimiento de Asturias. La fuerza bruta del agua transformada en energía asimilable, útil, para el hombre. Un proceso digestivo que ya dura un siglo y del que fue testigo el Rey tras accionar turbinas y alternadores, sus órganos vitales.

A las once y media de la mañana el Rey llegó a La Malva tras un vuelo en helicóptero.Es la tercera vez que don Felipe pisa, en visita oficial, las tierras agrestes del concejo de Somiedo. Las dos anteriores lo hizo como Príncipe de Asturias. En octubre de 1990 visitó la braña de La Peral y en octubre de 2004 Villar de Vildas con motivo de la entrega del premio al "Pueblo ejemplar". En aquellas ocasiones conoció el paisaje de montaña y las tradiciones de este territorio que es parque natural y reserva mundial de la biosfera. Hoy descubrió su "fábrica de luz", la pila que movió Asturias, aunque también aprovechó el viaje para acercarse hasta Pola de Somiedo y saludar de nuevo a los vecinos del concejo.

El salto de La Malva, que aprovecha las aguas de los lagos de Somiedo gracias a una red de remansos y canales de más de 20 kilómetros de longitud, es hoy una pequeña central dentro del parque de generación hidráulica de EDP en Asturias. Apenas aporta el 4 por ciento del total de electricidad del grupo en la región. Sin embargo esta instalación, que se puso en marcha en septiembre de 1917, tiene un alto valor histórico y simbólico. Lo comprobó el Rey tras cruzar su puerta. Su primera mirada al techo, sorprendido por la altura de la sala de máquinas. Luego percibió la dimensión de todo el complejo en una maqueta y su historia en un vídeo elaborado por personal de la central. Después conoció más detalles al contemplar los paneles explicativos que se han instalado en las antiguas viviendas de trabajadores, transformadas en pequeño museo permanente. Allí se cuenta que La Malva fue la primera gran central hidroeléctrica de Asturias y que durante décadas su aportación fue vital para que los vecinos de Oviedo y Gijón tuvieran luz en sus casas y para que grandes complejos industriales como la Fábrica de Armas de Trubia pudiera fabricar todo un arsenal. También se cuenta en los paneles que con La Malva nació Saltos de Agua de Somiedo, origen de la mayor empresa energética de la región: Hidroeléctrica del Cantábrico, hoy integrada en la multinacional portuguesa EDP. Y que además sus accesos acabaron con el secular aislamiento de Somiedo. Por ellos entró la industrialización en el territorio de los teitos.

En La Malva acompañaron al Rey, por parte del Gobierno regional, el presidente del Principado, Javier Fernández, y los consejeros de Empleo, Industria y Turismo, Isaac Pola, e Infraestructuras, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente, Fernando Lastra. También estaba el ministro de Energia, Turismo y Agenda Digital, Álvaro Nadal; el delegado del Gobierno en Asturias, Gabino de Lorenzo; el presidente de la Junta General del Principado, Pedro Sanjurjo, y el alcalde de Somiedo, Belarmino Fernandez Fervencia. Por parte de EDP, su representación estuvo encabezada por su presidente, el portugués Antonio Mexia, y no faltaron los actuales y antiguos trabajadores de la central. En algunos casos varías generaciones de una misma familia, como el caso del operario técnico Juan Antonio Sánchez, que estaba acompañado de su padre José Antonio, que también trabajó en La Malva al igual que su progenitor, Benito.

"Esta central simboliza que no hay obstáculo para detener voluntades", señaló Antonio Mexia, presidente de EDP, antes de invitar al Rey a accionar las turbinas de la central, que volvió a ponerse en marcha, como ha hecho durante un siglo. "EDP hace una apuesta contundente por el mercado español", señaló Mexia.

El Rey partió después a Pola de Somiedo, donde fue recibido en la plaza del ayuntamiento por más de un centenar de personas con banderas de España y de Asturias.