El precio de la energía es un lastre para las fábricas asturianas de multinacionales como Arcelor-Mittal o Clencore (Asturiana de Zinc) a la hora de competir en los mercados globales, pero también en el seno de las propias compañías. Ese sobrecoste dificulta la captación de nuevas inversiones en disputa con otras plantas, según destacaron ayer en Oviedo directivos de multinacionales dentro de una jornada del Club Español de la Energía.

El 40% de los costes operativos de Asturiana de Zinc los constituye la energía. "La diferencia de precio con respecto a otros países nos hace estar en el límite de la competitividad incluso dentro de nuestra propia empresa frente a otras plantas", señaló Íñigo Abarca, administrador único de Asturiana de Zinc, que también destacó que la falta de estabilidad -al depender el coste final de la electricidad a las subastas anuales de interrumpibilidad- "desincentiva la inversión".

Esther Alonso, directora de Energía y Cambio Climático de Arcelor-Mittal, apuntó que el precio de la electricidad en España es para la industria "un 40% más caro que en Alemania" y que las políticas para combatir el cambio climático en Europa ponen contra las cuerdas la competitividad de industrias como la metalúrgica. "El acero es imprescindible para el desarrollo de la sociedad y si no se fabrica aquí se hará en otro lado, con lo que puede que Europa acabe exportando puestos de trabajo e importando CO2", señaló Alonso.

Pedro Luis Fernández, presidente de Federación Asturiana de Empresarios (FADE), señaló que el Principado está en desventaja por el intensivo uso energético de sus industrias y que a los empresarios "nos toca exigir un pacto de Estado de largo plazo para garantizar el suministro a un precio competitivo, al menos igual que el de los países con los que competimos". A la necesidad de un pacto de Estado sobre energía también se refirieron ayer el presidente de EDP España, Manuel Menéndez, y el presidente del Principado, Javier Fernández. "Sigo sin entender por qué no acabamos de dotar a los grandes consumidores de un marco estable que les permita, por ejemplo, planificar inversiones sin temor a sobresaltos en su coste energético", afirmó el presidente del Principado, preocupado porque "las medidas de apoyo a la industria electrointensiva se debilitan en España, mientras en Alemania dispone de un marco estable en el que se ven liberados de las cargas derivadas del apoyo a las renovables".

El futuro es renovable, de eso ya no hay duda, pero "lo importante es como se gestiona la transición", señalaron tanto Miguel Stilwell, consejero delegado de EDP España, como María Fernández, vicepresidenta de Competencia (CNMC). De ello se debatió ayer en Oviedo. "Transición significa evolución, no revolución", apuntó Isaac Pola, consejero de Industria del Principado, que defendió el papel del carbón en ese tránsito. "El carbón durará en el mix energético español al menos hasta 2030", vaticinó por su parte José Folgado, presidente de Red Eléctrica de España.