Los catorce jubilados asturianos que marchan desde el domingo con destino Madrid en defensa de las pensiones van acumulando kilómetros en las piernas mientras atraviesan tierras de Castilla y León bajo el sol y con alguna que otra rozadura en los pies. Aún así, sostiene Manuel Francisco Menéndez, jubilado de la mina que está entre los caminantes, "vamos con mucha ilusión y ánimo". Tanto que ayer la comitiva cogió carrerilla y en un momento dado alcanzó una velocidad de seis kilómetros por hora. "Tuvimos que parar un poco porque íbamos a llegar demasiado pronto a Benavente", asegura.

La etapa de ayer entre la localidad leonesa de Villamandos y la zamorana de Benavente era bastante significativa. A unos trescientos metros de la llegada los pensionistas se reunieron con la columna que también había partido unos días atrás desde Galicia. A partir de ahora caminarán juntos. El destino es el mismo. La capital española, adonde llegarán el resto de marchas de pensionistas que han partido desde distintos puntos de España convocadas por las federaciones de pensionistas de UGT y CC OO.

"Las de Castilla están siendo etapas más llanas que las asturianas, pero con mucho calor", señala Francisco de Asis, otro de los caminantes. Las razones para emprender la caminata son muchas, asegura Menéndez. Entre ellas cita que las pensiones apenas han crecido unos euros en los últimos años y que el sistema puede estar en peligro. "No hacemos esto por nosotros, lo hacemos por nuestros nietos", asegura el jubilado.

El gijonés Valeriano Sánchez es otro de los que forma parte del grupo. Antiguo trabajador de mina La Camocha, no tiene nietos pero sí dos hijos y está preocupado por su futuro cuando se retiren. "Los sueldos que hay ahora no dan para pagar las pensiones del futuro. La mía es un lujo comparada con las que van a venir en el futuro o las que se ven por ahí", asegura.

Para hoy les esperan otros 25 kilómetros para llegar a la provincia de Valladolid en otra etapa llana y soleada.