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Las dos caras del bitcoin: gran burbuja especulativa o moneda del futuro

La cotización de la divisa virtual ronda los 4.800 euros pese a que su uso, reconocen sus defensores, es marginal

Las dos caras del bitcoin: gran burbuja especulativa o moneda del futuro

Cuenta el ingeniero informático ovetense Miguel Ortuño que hace unos pocos años era relativamente sencillo fabricar bitcoins, la moneda virtual que en los últimos meses se ha revalorizado espectacularmente. Sólo hacía falta poner al ordenador a trabajar durante unas horas de la forma precisa. Hoy esa labor ya es muchísimo más complicada. Unos conocidos suyos lo hicieron. Pero de aquella el valor de la moneda era aún escaso, y los acabaron vendiendo por un puñado de dólares. Si hubieran aguantado hoy les darían 5.650,3 dólares por cada uno (casi 4.800 euros). Son 5.000 dólares más que los que hubieran ganado hace justamente un año.

El valor de esta moneda que no se puede tocar ni tener en el bolsillo se ha disparado, pero las razones de esa aparente locura dividen a los expertos. Unos apuntan a que su valor sube por los movimientos puramente especulativos. Una burbuja que está apunto de explotar, alertan. Otros, defienden que el fenómeno responde a que el bitcoin va ganando en popularidad. Consideran que a la vuelta de unos años todo el mundo pagará en esta moneda. Aunque virtual, el bitcoin también tiene dos caras.

Ortuño se encuadra claramente en ese segundo grupo. Este profesor en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid asegura: "Estoy convencido de que en unos años el uso del bitcoin será tan habitual como lo es ya el del correo electrónico". Eso sí, reconoce que el sistema aún necesita algún que otro retoque para que su uso sea mayoritario. El profesor del área de Ingeniería Telemática de la Universidad de Oviedo Xicu Xabiel García Pañeda opina que el sistema informático que sostiene a esta criptomoneda está bien hecho, "se sostiene", aunque asegura que al bitcoin le falta algún hito para conseguir dar el estirón definitivo entre el gran público. "En el momento que alguna gran cadena diga que acepta pagos con bitcoin su uso se popularizará", pronostica el docente.

Mientras ese momento llega o no, en los mercados financieros la moneda se ha convertido en una apuesta para muchos inversores. Lo que explicaría el espectacular ascenso de su valor. El "broker" asturiano Rubén Vilela asegura: "Éste es un activo totalmente especulativo; los gráficos son clavados a los de la burbuja de los tulipanes (la primera en estallar de la historia)". Otros datos significativos, explica, son los tremendos vaivenes que está experimentando la cotización. "Tiene unas oscilaciones muy bruscas, un día sube muchísimo y al siguiente baja bastante", asegura. Una pista más. "Todas las burbujas estallan cuando llega la gran masa de gente a invertir y en este caso ya está ocurriendo así", destaca.

Más cauto, Javier García, director en Oviedo de la oficina de Renta 4, asegura que "si se trata o no de una nueva burbuja sólo el tiempo lo dirá. Y si ha llegado a cotizar por encima de los 5.000 dólares es porque la oferta y la demanda la llevó hasta ahí".

Pese a esos avisos que alertan de una posible desgracia financiera, el número de adeptos al bitcoin va ganando algo de músculo. Hace sólo un par de meses nació en la región una asociación de nombre Asturias BTC y Criptomonedas que tiene como objetivo fomentar el uso de esta nueva forma de pago. Tiene ya 160 miembros. Su coordinador, Alejandro Fernández, es de la opinión de que la tremenda alza en la cotización de la moneda se debe a que cada vez es más llamativa para la gente. "Esto es algo totalmente nuevo", señala. Aunque su uso, sobre todo en el Principado, aún es muy residual. Fernández apunta que "en Madrid ya es posible vivir sólo con bitcoins". Incluso, afirma que en los comedores de alguna universidad también se puede pagar con esta moneda. En Asturias sólo es posible utilizarla en algún taxi o casa rural. Los negocios que la admiten se pueden contar con los dedos de una mano.

Donde sí que tiene tirón, asegura Miguel Ortuño, es en algunos rincones de internet. En tiendas de comercio electrónico o en páginas web pornográficas. A la moneda se la ha vinculado en muchas ocasiones con actividades ilegales en la llamada web oscura (deep web) y con el blanqueo de dinero, recuerda Xabiel García. Eso le ha traído una mala fama y reputación en muchos círculos económicos. Sin embargo, Ortuño asegura que las legislaciones de los países que están regulando su uso son "pro bitcoin". La Unión Europea, por ejemplo, la considera un método de pago exento de IVA.

La Fundación CTIC, un centro tecnológico orientado a la investigación asentado en Gijón, lleva meses explorando las posibilidades de estas criptomonedas y organizando charlas sobre su funcionamiento. Uno de los investigadores, Luis Meijueiro, asegura que se trata de un sistema de pago aún muy novedoso. "De momento estamos en una especie de Salvaje Oeste", reconoce, pero está convencido de que su uso acabará imponiéndose.

Si como pronostican los informáticos el bitcoin va ganando adeptos y se consolida como forma de pago, el negocio de los bancos tendrá que dar un nuevo vuelco, advierte Xabiel García. Mientras tanto la moneda seguirá teniendo dos caras. En una están sus detractores, y en la otra, sus seguidores.

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