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Desierto el 98% de las subastas de casas embargadas por Hacienda en Asturias

Las dificultades para disponer de información precisa sobre la ocupación y el estado de los inmuebles alejan a los particulares de las pujas

Sede de la Agencia Tributaria en Oviedo. DIEGO CRESPO

La Agencia Tributaria subasta cada año decenas de casas, locales, vehículos y otros bienes embargados a empresas y particulares por los impagos de impuestos, pero muy a menudo, y particularmente en los de las viviendas, las pujas resultan desiertas. La dificultad para acceder a información precisa sobre el estado de los pisos explica al menos en parte los magros resultados de un proceso de enajenación que está abierto a la participación del público y que Hacienda ha tratado de dinamizar mediante el uso de las nuevas tecnologías.

Las subastas realizadas en 2016 por la Agencia Tributaria en Asturias se saldaron con los siguientes resultados en el caso de las viviendas: sobre 48 inmuebles que se ofertaron, sólo uno fue adjudicado en el procedimiento considerado ordinario (primera o segunda subasta). En términos relativos supone que mediante la fórmula de la subasta quedó sin adjudicar el 98% de las casas. Fue mayor, en cambio, el número de los bienes enajenados mediante el mecanismo de la adjudicación directa, al que se recurre cuando fallan las pujas, que reporta menores ingresos a la Administración acreedora (generalmente, la Agencia Tributaria o la Seguridad Social).

En caso de impagos y después de superado el período de apremio, la Agencia Tributaria y la Seguridad Social (también los recaudadores autonómicos y en su caso los de los ayuntamientos) proceden al embargo de bienes y derechos del contribuyente siguiendo un orden de preferencia encabezado por las cuentas bancarias, valores mobiliarios con elevada liquidez, los salarios y pensiones, los bienes inmuebles, los negocios, las joyas y antigüedades y en último extremo otros bienes muebles.

Al final, las propiedades embargadas son vendidas a través de dos tipos de procesos: la subasta pura y la adjudicación directa. En la primera existe puja. En la segunda, la mesa de contratación decide entre las ofertas recibidas. Si bien durante décadas la adquisición de los bienes ha estado muy controlada por los llamados "subasteros" (profesionales especializados en hacer negocio con las subastas), la incorporación de procedimientos "on-line" posibilita ahora una mayor concurrencia.

En primera subasta, los inmuebles parten con tipos de licitación un 30% inferiores al valor de tasación. Si no son adjudicados, en la segunda puja la rebaja en ese precio mínimo puede llegar al 50%. ¿Por qué tantos casos de subastas desiertas si es posible conseguir una propiedad a la mitad de su precio de mercado? Carlos Caicoya, jurista ovetense y responsable de un portal especializado en la gestión de concursos de acreedores y de subastas (giocondaonline), lo relaciona con las dificultades para conocer verdaderamente el estado y las condiciones de los inmuebles. "Al contrario que en las subastas de los concursos de acreedores, generalmente no es posible disponer de fotografías o de acceder a las viviendas", expone. Que la gente disponga de esa información, añade este experto, resulta "determinante" para el éxito de una subasta: "No bastan los datos del registro de la propiedad y del Catastro".

Al contrario de lo que ocurre cuando se liquida una empresa tras un concurso de acreedores, los contribuyentes embargados por Hacienda siguen a menudo ocupando las propiedades ejecutadas. Eso añade otro problema en la subasta: hacerse con una vivienda no significa automáticamente acceder a la posesión; si está ocupada, el adjudicatario puede verse obligado a abordar un procedimiento de desalojo a través de los juzgados.

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