El aumento de tamaño, la profesionalización, la internacionalización y la innovación son los principales retos a los que se enfrentan las empresas familiares, según los expertos. En esas asignaturas pendientes para la mayoría de las compañías sacan nota empresas como TSK, Iberinsa (matriz del Grupo Orejas) o Valle, Ballina y Fernández (conocida por la marca El Gaitero), que sin perder sus raíces familiares y asturianas compiten con éxito a nivel mundial en diferentes sectores. Responsables de estos tres grupos empresariales analizaron ayer las bases de sus crecimientos -a prueba de crisis- y coincidieron a la hora destacar la importancia de " diversificar mercados y actividades". Fue en la primera de las cinco sesiones de las IV Jornadas "La Asturias que funciona", una iniciativa impulsada por el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA y por la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Oviedo, con el patrocinio de Liberbank, la colaboración de Asturex y el transporte desde el campus de El Cristo a cargo de Alsa.

"La pujanza de las sagas familiares en la empresa asturiana" fue el título de la primera sesión, que llenó el Club Prensa Asturiana, con presencia mayoritaria de estudiantes. José Antonio Pérez Menéndez, director del departamento de Contabilidad de la Facultad de Economía, fue el encargado de moderar la mesa. Pérez destacó que el 90% de las empresas privadas en España son familiares, que sostienen el 80% del empleo privado en Asturias y que entre sus características destacan: la orientación a largo plazo, el compromiso con el territorio, la prudencia en la gestión, la agilidad en la toma de decisiones y la estabilidad de los equipos.

Al peso de la empresa familiar en la economía española también se refirió la primera de las ponentes, Beatriz García Rico, directora general financiera y económica de la ingeniería TSK, empresa nacida en Gijón en 1986 y que actualmente supera los mil empleados y tiene presencia en 35 países. "El tamaño de la empresa sí importa a la hora de acceder a mercados y clientes", apuntó García Rico, que destacó que antes de la crisis el 71% de la actividad de la compañía se realizaba en España, mientras que ahora el 97% es internacional, con trabajos en cuatro continentes. "La no dependencia de un solo mercado o de un solo sector es clave, si no hubiéramos diversificado, con la crisis estaríamos muertos", destacó la directiva de TSK, segunda generación familiar en la compañía.

García Rico señaló que en 2017 TSK superará por primera vez los 1.000 millones de euros de facturación tras un sostenible crecimiento logrado gracias a la diferenciación tecnológica, un balance equilibrado, una detenida selección de clientes y un planificado crecimiento orgánico (con la incorporación anual de unos 30 nuevos licenciados) e inorgánico (con la adquisición de empresas como PHB Weserhütte, Ingemas, Irelsa, Flagsol o Intecsa Oil&Gas que han aportado tecnología y experiencia en sectores como el del manejo de minerales o la energía termosolar).

La diversificación de actividades y mercados también ha sido clave en el crecimiento de Iberinsa (Grupo Orejas), que tiene su origen en 1912 y ya ha incorporado en la dirección a la cuarta generación familiar. A ella pertenecen los directivos Gonzalo Pérez-Campoamor Orejas y Guillermo Orejas Alonso, que tras concluir su formación y trabajar durante años en grandes compañías internacionales se han incorporado al grupo fundado por sus bisabuelos. "El periodo de convivencia de varias generaciones es muy importante para abordar la transición en las empresas familiares y para empaparse del modelo de toma de decisiones", destacó Gonzalo Pérez-Campoamor, que apuntó que en sus más de cien años de historia el grupo ha entrado y salido de diferentes sectores y ahora el 50% de su facturación procede de las exportaciones. Los sectores inmobiliario (Los Álamos) y químico (Química del Nalón) siguen siendo los pilares, pero también tienen importancia los sectores de la gestión deportiva y la promoción de la salud (No-Ko), de la distribución comercial de productos de droguería, agroalimentación y ferretería (Manuel Orejas, Mosela, Do Brands y Vinistas) o de la logística (Delcom). Además invierte en actividades emergentes en campos como la biotecnología (Entrechem y Nanovex). "Aspiramos a que el 20% de la facturación proceda de negocios no tradicionales", señaló Pérez-Campoamor antes de destacar que el grupo está formado por 12 compañías, que suma una facturación de más de 200 millones y que da empleo a más de 300 personas. "Lo que no han cambiado son nuestros valores: las personas como centro de la empresa, honestidad, laboriosidad y actitud emprendedora", señaló Guillermo Orejas, que reconoció que en el grupo no hay firmado un protocolo familiar para garantizar la continuidad pero sí consenso en temas como las transmisión de acciones, el reparto de dividendos o las incorporaciones.

En Iberinsa van por la cuarta generación familiar y en Valle, Ballina y Fernández por la quinta. Diez ramas familiares (aquí sí tienen protocolo familiar) conviven en El Gaitero, grupo con 127 años de historia formado actualmente por diez empresas (de bebidas alcohólicas pero también de zumos, artes gráficas, productos cárnicos, conservas, piezas de poliéster...) que distribuye en los cinco continentes. Sus principales retos están ahora "en las nuevas formas de abordar los mercados desde la digitalización, en aumentar la penetración en países como Estados Unidos, donde hay un boom de la sidra, y en luchar con las grandes competidores mundiales como el grupo Heineken, que tiene 250 marcas de sidra", señaló María Cardín, directora comercial de El Gaitero, empresa que nació con vocación internacional, para llevar la sidra a los emigrantes asturianos repartidos por el mundo.