El sistema de elección de delegados para el congreso constituyente de UGT-FICA fue la chispa que hizo volar por los aires cualquier posibilidad de acuerdo entre el SOMA y la MCA.

El sindicato minero era consciente de que con sus poco más de 9.000 afiliados iba estar en minoría frente a la MCA, que tiene 13.332. De los 140 delegados al congreso, al SOMA le corresponden 58 y a MCA 82. No obstante, un sector de la MCA es crítico con la actual dirección y en los últimos meses, a nivel político, se alineó junto al SOMA en el apoyo a Pedro Sánchez. El sindicato minero veía en ese sector, vinculado sobre todo a la sección de Arcelor-Mittal, un caladero de apoyos; pero esa tendencia crítica no estará representada en el congreso. El SOMA considera que fue clave el sistema de elección de delegados, con un congreso extraordinario de MCA de por medio que se celebró el martes en Oviedo y en el que se eligió la lista con un apoyo del 100%. El SOMA, al conocer la convocatoria, protestó ante la comisión ejecutiva federal de UGT-FICA porque consideraba que la MCA no podía celebrar un congreso extraordinario cuando las federaciones están disueltas desde mayo de 2016, cuando se constituyó la UGT-FICA. El SOMA defendía que debían ser las secciones comarcales quienes designaran a los delegados. La ejecutiva federal no intervino y el SOMA convocó a sus afiliados para decidir que no asistirían al congreso.